Telefónica tiene esta semana dos citas clave para el desarrollo de su estrategia en Europa: el miércoles, 2 de octubre, se celebrará la junta de accionistas de la holandesa KPN, en la que en el orden del día figura la ratificación de la venta de E-Plus, su filial alemana, a la operadora española. Después del veto de su principal accionista, la mexicana América Móvil, que luego fue levantado al alcanzarse un acuerdo, el grupo que preside César Alierta tiene el terreno allanado para hacerse con E-Plus, aunque pendiente de la decisión de las autoridades de la competencia de la UE, que dirige Joaquín Almunia.

Al día siguiente, 3 de octubre, está convocada una reunión del consejo de administración de su participada Telecom Italia, bajo la «amenaza» del presidente de esta compañía, Franco Berrnabe, de dimitir en caso de no aceptarse una ampliación de capital del entorno de los 3.000 millones de euros. Bernabe ha insistido en que la empresa necesita una inyección de liquidez para hacer frente a sus compromisos, entre ellos los derivados de su abultada deuda financiera.

Pero esta reclamación no parece que vaya a ser apoyada por la mayor parte de los accionistas de Telecom que están presentes en el consejo, como Telco, de forma que en Roma ya se habla de los posibles candidatos a sustituir a Bernabe. Los accionistas espera que el máximo ejecutivo de la operadora transalpina diseñe y después ejecute un plan estratégico, con el objetivo básico de reducir la deuda y la mejora de los rating. Para ello, según los analistas, Telecom tendrá que desprenderse de  activos, al igual que los han hecho otras empresas de telecomunicaciones con mejores condiciones financieras de partida como Verizon o Telefónica, que en un año ha reducido la deuda de 54.000 millones a 47.000 millones de euros.

Pero el consejo se celebra con una incertidumbre menos tras alcanzarse un nuevo pacto en el seno de Telco, entre Telefónica y los socios italianos- la aseguradora Generali y los bancos Mediobanca e Intesa Sanpaolo- por el que el grupo español toma la mayoría, pero de momento sin aumentar sus derechos políticos. Telefónica, que tendrá en el futuro como máximo el 22,4% del capital de Telecom Italia, no quiere elevar su exposición a la operadora transalpina.