Posiblemente, su nacimiento en la isla guineana de Fernando Póo, cuando aún pertenece a España, ha tenido mucho que ver en su forma de entender el arte. Ese lugar de África central en 1961 con una infancia rodeada por unos colores tan expresivos tienen que marcar la retina de Carolina Sauca para siempre. Posteriormente, su formación universitaria en Salamanca, especializándose en prehistoria y arqueología, terminan de matizar su percepción. La experiencia profesional en el mundo de la decoración y el interiorismo le llevan a aplicar una gran variedad de técnicas decorativas a su pintura. De esta forma, junto a las técnicas más tradicionales de estucado sobre tabla pintada al óleo surgirán sus obras que incorporarán nuevos materiales como polímeros, resinas sintéticas, volúmenes obtenidos mediante talla de estuco, cristal, espejo, vinilos, arena… buscando de esta forma una constante innovación dentro de su pintura.

Utiliza el arte con un doble fin: por un lado como elemento decorativo, y al mismo tiempo con objeto de expresar su pensamiento, sirviéndose para ello de simples y cotidianos objetos cómo esferas, elementos figurativos o abstractos, desnudos, motivos florales… con los que muestra su sensibilidad por lo natural. De este modo, su producción artística no busca el tratamiento de temas o tópicos, sino más bien la autosatisfacción y la consecución de ideas e inspiraciones propias no necesariamente relacionadas entre sí;  el fin de su obra no está en la simple representación artística, sino más bien en el arte y la belleza en sí mismos.