Tiene la sonrisa pícara oscilante con determinación de brillo azul. Es el hijo del mito, o eso suponemos tras las declaraciones de Mia Farrow en una entrevista a Vanity Fair.Al parecer, aunque ya estaba casada con Woody Allen, la intérprete de La semilla del diablo seguía manteniendo una relación con Frank Sinatra. “Realmente nunca rompimos”, ha admitido la actriz. El revuelo ha venido cuando le han preguntado si su único hijo biológico con Woody Allen, Ronan, podría ser hijo de Sinatra. “Posiblemente”, ha sido la respuesta que nos ha hecho buscar la foto del muchacho, y a partir de ese instante hemos comprendido que la genética es la forma más fuerte de vida.

No se ha sometido a ninguna prueba de ADN, pero Ronan, de 25 años, es un habitual en la casa de Nancy Sinatra. La cantante ha declarado que el chico “Es una gran parte de nosotros y nos sentimos bendecidos al tenerlo en nuestras vidas”. Independientemente del dato rosa –ojalá todas las noticias de este tono tuvieran como protagonista la sombra portentosa de La Voz-, lo cierto es que a partir de aquí comienza no sólo la literatura, sino también la película. Porque hemos sabido que en 1992, cuando Mia Farrow acusó a Woody Allen de haber abusado de una de sus hijas adoptivas, ante el temor de que su marido tuviera relaciones con una organización criminal, los Teamster, pidió protección a su ex marido. Sinatra, ya saben. La escena del caballo en El padrino, que aunque no sea verdad –le costó conseguir su papel en De aquí a la eternidad, pero no llegaron a tanto- sí ha creado una atmósfera terrible, entre el magnetismo y el espanto. La historia es que Sinatra se reunió con un amigo mafioso, una especie de Vito Corleone: silencioso y discreto. Después de escuchar los temores de Mia, sopesó su respuesta y contestó: “¿Los Teamster? No te preocupes. Son nuestros”.

Lo ha contado ahora, al hablar de su hijo. Ronan, mientras, no necesita pruebas de reconocimiento. Es abogado y periodista, con una licenciatura en Derecho de Yale. Ha sido portavoz de la UNICEF en África, y no sabemos si, como su “padre”, es el mejor amigo de la noche entre amigos. Lo que parece claro es que, además del mentón y la misma mirada de diamante caluroso, ha heredado el mismo sentido del humor. Tras la publicación de la entrevista en Vanity Fair escribió en Twitter: “Todos somos posiblemente hijos de Frank Sinatra”. En medio de cansancios otoñales, de pesadumbres líricas, pensar en Frank Sinatra y en sus hijos, públicos o privados, me ha hecho recordar que existe un maravilloso mundo con buena música, dry martinis helados y mujeres preciosas.