Hace unos meses, Mateusz Morawiecki, el consejero delegado de Bank Zachodni, entidad adquirida por el Grupo Santander en 2011 y que luego fusionó con Kredyt Bank (que era del KBC belga) para crear el tercer banco de Polonia por créditos, ingresos y beneficios, reconocía a The Wall Street Journal que preparaba más adquisiciones porque busca convertirse “en el segundo mayor prestamista en el mercado emergente más grande de la Unión Europea”. «Queremos crecer y, a largo plazo, convertirse en uno de los dos principales bancos en Polonia. En cuanto a los activos, la distancia es muy grande y no me hago ilusiones de que puede estar cubierta sólo con un crecimiento orgánico. Por lo tanto, a fin de cumplir con nuestro objetivo vamos a ser más interesados en adquisiciones”, argumentaba.

Por encima de la filial del Santander están el Bank Pekao, que es un 40% más grande en créditos que el Zachodni WBK, y el público PKO Bank Polski, cuyo volumen de préstamos dobla al de éste. Pero el grupo español, además del Zachodni, cuenta en Polonia con una filial del Santander Consumer Finance.

El Santander tiene ahora una oportunidad para reducir distancias respecto a sus competidores. El grupo holandés Rabobank quiere vender el 90% que posee en el Bank Gospodarki Zywnosciowej (BGZ). Si el banco español consigue esa entidad se colocaría como el segundo por volumen de créditos en Polonia, ganando un puesto en este estratégico y rentable mercado y acortando terreno al PKO Bank Polski.

El problema es que hay otros grupos europeos interesados en crecer en Polonia. El italiano UniCredit asegura haber presentado ya una oferta de compra preliminar. Y el francés BNP Paribas ha ofrecido el “mejor precio” y parece la entidad mejor colocada para adquirir el BGZ, según medios locales.

La operación está valorada en unos 880 millones de euros, y el desenlace de la puja se conocerá a finales de este mes o a principios de noviembre.