Agotando la paciencia

08/10/2013

Miguel Larrañaga. A los mercados europeos se les está agotando la paciencia. No tienen razón alguna para bajar desde el punto de vista estrictamente europeo, pero el lastre de la sinrazón política en Estados Unidos pesa como un fardo.

Siempre hemos dicho que sin Wall Street no hay tendencia que valga. Que el S&P 500 marca la tendencia a todos los mercados occidentales. A esos que se caracterizan por gran libertad al movimiento de flujos de capital, tecnología de acceso casi universal, transparencia, regulación, volumen y esa serie de atributos que distinguen un mercado de segunda de otro de primera.

Pero esta vez, no marca la tendencia, sino algo mucho peor. Marca al resto del mundo cómo estar en un atolladero del que es cada día más complicado salir. Cierto es que el acuerdo es posible y que la situación puede desbloquearse en un abrir y cerrar de ojos si los dos partidos quieren, pero por un lado no parecen querer y por otro ya hay quien considera que incluso con acuerdo esto va a pasar factura.

Y es que esta nueva crisis con el techo de deuda como telón de fondo, con un «precipicio fiscal» activado y cientos de miles de empleados públicos en sus casas, ha puesto de manifiesto hasta qué punto es frágil todo el entramado. Exactamente hasta el punto de que la primera potencia del mundo puede incurrir en «default» por la cabezonería de unos políticos que cada vez es más evidente que no están a la altura. ¿Qué tendrá la política que siempre llega a ella lo peorcito de cada país?

Pues bien. Hay parte del mal que ya está hecho. ¿No va a resentirse el rating estadounidense de esta nueva batalla? ¿No irá alguna agencia a sugerir que esta inestabilidad interna hace menos confiable el bono americano? Muchos lo temen.

¿Y alguien cree que con cientos de miles de empleados públicos en casa no se va a resentir el PIB? Ya hay algunas estimaciones de ello, pero yo me remito a nuestro caso. Basta con suprimir una paga extra a los funcionarios para que los comerciantes vean arruinada su campaña navideña, así que imaginen que están en casa sin cobrar…

Pues eso. Los mercados europeos son espectadores de primera fila del espectáculo que se está produciendo al otro lado del Atlántico y asisten atónitos a la posibilidad de que lo que tanto ha costado encauzar caiga como un castillo de naipes en apenas unos días. Y, claro está, no le queda alegría en el cuerpo.

¿Tiempo de cortos entonces? Yo no iría por ese lado, que un acuerdo sorpresivo a intempestiva hora europea puede dejar a los osos a los pies de los caballos, pero lo que está claro es que no están las cosas tampoco para largos.

Eso es exactamente lo que reflejan los índices europeos. Que los mercados no están para nada. Por ello, se dejan ir durante la mañana y esperan a que Wall Street marque una pauta para decidir su rumbo. Y hasta ahora es hacia abajo. De momento sin grandes pánicos, pero si las cosas siguen así todo se andará…

Al cierre, el Dax cayó un 0,42%, el FTSE un 1,11%, el CAC un 0,77% y el Ibex un 0,67%.

¿Te ha parecido interesante?

(+5 puntos, 5 votos)

Cargando...

Aviso Legal
Esta es la opinión de los internautas, no de diarioabierto.es
No está permitido verter comentarios contrarios a la ley o injuriantes.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.
Su direcciónn de e-mail no será publicada ni usada con fines publicitarios.