En  no pocas ocasiones el cronista duda entre una materia, otra y otra más de cuantas ofrece la actualidad parlamentaria, o sea, los parleros. Ya sabemos que el FMI nos mejora en sus previsiones: dice que la economía crecerá dos décimas en 2014. Y que el presidente Mariano Rajoy nos mejoró el martes en el Senado: creceremos algo más. También sabemos que el PP prepara una campaña contra el “España nos roba” de los independentistas catalanes y que Rajoy la avanzó en la Cámara Alta al contestar al senador de CiU Josep Lluís Cleríes que la inversión del Estado en infraestructuras baja el 25% en Cataluña en 2014 y un 8% en el resto de España por la sencilla razón de que hay obras que ya están hechas, como el AVE hasta la frontera. La campaña del PP llevará el lema “derecho a saber” como cuestión previa al “derecho a decidir” de Artur Mas, Convergencia (sin Unió) y ERC. “El problema catalán se resolverá cuando pacten CiU y el PSC”, me dice José María Benegas, que sabe de leyes, soberanismos y pacificación bastante más que la mayoría de los mindundis que gobiernan y opositan en Cataluña. No dice cuando ocurrirá, pero ocurrirá.

Otro tema digno de reseña se refiere a las mociones del PSOE y de la Izquierda Plural sobre el oscurantismo y el puñado de falsedades de Mariano Rajoy sobre su examigo y extesorero Luis Bárcenas Gutiérrez. Es vuelta la burra al trigo, el día de la marmota, el beben y beben los peces en el río y vuelven a beber. Ya sabemos que Rajoy mintió sobre la expulsión de Bárcenas del PP y que cuando éste dimitió de senador le puso un sueldo de 20.000 euros mensuales. Pero lo hizo por motivos tan comprensibles, tan humanos como la amistad, la confianza y hasta el cariño, algo que los socialistas y los izquierdistas unidos o sin unir nunca entenderán. Por eso el PP no admitió en la Mesa la censura a la persona humana que es Rajoy, y aun cuando los textos fueron edulcorados, los rechazó en el pleno del martes. Quiere decirse que la mentira como arma política seguirá dando la vuelta al mundo mientras la verdad no ha terminado de atarse las botas.

El tercer tema llega al cronista gracias a una petición de datos de la diputada socialista Elvira Ramón al Ministerio de Empleo y Seguridad Social y nos permite saber que en los cinco primeros meses de 2013 fueron dados de baja en el subsidio de desempleo 131.358 personas por haber incurrido en faltas leves, graves y muy graves de fraude al sistema. La sanción de la mayoría de esas faltas (120. 901) consistió en la retirada de la prestación por 1, 3 y 6 meses. Las graves y muy graves pueden llegar a la supresión por un año y definitiva y se pueden extender a los mecanismos de formación y promoción de empleo. El dato demuestra el gran esmero de la ministra Fátima Báñez y el fuerte impulso a la persecución del fraude. Pero si consideramos que en el primer semestre del año anterior se destaparon bastantes más casos, en concreto 135.458, comprenderemos por qué la ministra apeló a la delación y ante la incapacidad manifiesta de incentivar la creación de puestos de trabajo escribió una carta abierta a los medios de comunicación para que informen de la existencia del “buzón del chivato” en la web de su Ministerio y, en contraste con la amnistía fiscal de Montoro, apoyen el miserable sistema de delación.