Fruit Atraction: “la tentación de la tierra”

18/10/2010

Carmen Fuentes. Frutas y verduras, los componentes claves de la dieta mediterránea, se dan cita la próxima semana en Madrid, en IFEMA, en una Feria profesional “Fruit Atraction” que, además de mostrar las últimas novedades del sector, ayudará a potenciar su consumo y a disfrutar de su olor y su vista, fundamentales ambos para inducir a su compra, según ha puesto de manifiesto un estudio de la Universidad Rockefeller de Nueva York.

Nada como una presentación atractiva, de esa que “entra por los ojos” para potenciar el consumo de frutas y verduras, alimentos difíciles de degustar entre niños, adolescentes y ancianos, precisamente los que más lo necesitan.

Dicen que las verduras son como la ópera, que empieza a gustar a partir de los cuarenta, pero quizás esta falta de “amor a lo verde” se deba a una mala educación alimenticia de los padres transmitida a los hijos. Por mucho que la “Asociación cinco piezas al día” esté presente en los colegios, los niños odian las frutas y las verduras. Sólo el plátano se salva, por lo fácil que resulta pelarle, lo cual hace pensar que si no lo comen es porque su presencia delante del plato les resulta complicada y poco atractiva.

Esa es una de las funciones de esta Feria promovida por Empresarios detallistas de Frutas y Verduras de Madrid (Adefrutas), con la colaboración de Frivegar, el espacio La Frutería que se han tomado en serio el estudio de la Universidad de Nueva York y quieren ponerlo en práctica. Dicho estudio dice que el ser humano es capaz de recordar el 35 por ciento de lo que huele y el 5 por ciento de lo que ve, frente al 2 por ciento de lo que oye y el 1 por ciento de lo que toca. Esto quiere decir que, antes de consumirlos y sucumbir ante su sabor, los productos hortofrutícolas poseen, de forma innata, dos de las cualidades que más pueden seducir al consumidor: el aroma y el atractivo visual que aportan la inmensa variedad de colores y formas de las frutas y verduras.

La feria merece la pena visitarla porque ofrece técnicas de decoración capaces de animar al consumidor a la compra y con ello, crear una experiencia sensorial que seduzca al consumidor a repetir la ingesta. Además, cada año decenas de nuevas variedades de frutas y verduras aterrizan en el mercado y para qué hablar de los productos ecológicos, con tantos seguidores fanáticos de los cultivos y las técnicas ancestrales.

Que las frutas entren por los ojos lo explica bien no sólo el marketing moderno sino el frutero madrileño Félix Vázquez, que desde su establecimiento de la madrileña calle de Ayala, comprueba a diario el interés que puede despertar en el consumidor un bonito bodegón, hasta el punto de que los clientes se paran en su frutería porque el escaparate es una obra de arte. Y como la mayoría de las compras son emocionales, si su presencia es grata a la vista, el cerebro se estimula y anima en la adquisición.

Del 20 al 22 de octubre, el pabellón 10 de Ifema, en el recinto ferial Juan Carlos I, las emociones estarán a flor de piel viendo las actividades, los escaparates y las mil y una fórmula de hacer más atractivo el consumo de frutas y verduras que, ya de por sí, despiertan muchas sensaciones. Además, en verano, cuando el calor exige un aporte mayor de agua, las frutas y verduras son esenciales por su capacidad de hidratación y por su aporte vitamínico. Uno de los productos más apreciados es el tomate y el pasado verano su consumo se incrementó un 8 por ciento, cifra parecida a la que alcanzó el melón, frente a la sandía que sólo subió un 4 por ciento o los melocotones un 2,1 por ciento.

En la feria habrá talleres donde aprender técnicas que harán atractivas aún más las frutas y verdura, como el “taller de las brochetas” o “El juego del menú”, incluso los niños disfrutarán de un espectáculo en vivo a cargo de los personajes de LazyTown, donde Stephanie y Sportacus les explicarán los beneficios de comer frutas y verduras o donde podrán realizar apetitosos platos relacionados con los cuentos infantiles populares.

El programa de la Feria se completará con una variedad de debates y talleres protagonizados por reconocidos expertos del sector, como Luis Pacheco, de Gold Gourmet, o José Uranga, de la Federación Española de Empresas con Productos Ecológicos (FEPECO) y habrá también un concurso de Tallado de Frutas, técnica que hace aún más atractivo su consumo.

Dicen que Tailandia importó de China el arte de la talla de frutas y verduras, técnica que usaban allí para la decoración de platos y realzar determinados eventos hace más de 2.000 años, y que hoy se siguen utilizando de forma habitual en restaurantes y grandes celebraciones. A Tailandia llegó esta habilidad allá por el año 1364, coincidiendo con la celebración del festival Loy Krathong, que tiene lugar cada mes de noviembre con la llegada de la luna llena. El nombre del festejo hace referencia a la creación de pequeñas balsas de tronco de banano adornadas con las frutas talladas, incienso y otros elementos.

Con el tiempo aquella afición cortesana se «democratizó» y ahora, pacientes maestros enseñan a tallar (sin cortarse) manzanas, sandías, melones, piñas, papayas, nabos, zanahorias o lombardas haciendo unos juegos florales de envergadura. En España son varios los restaurantes tailandeses que imparten clases de esta técnica decorativa que además relaja la mente y combate el estrés.

Además un grupo de reconocidos chefs impartirá lecciones magistrales sobre algo tan sencillo como las patatas el, a cargo de Ramiro de la Calle; los licuados o los cítricos y la miel, la cocina líquida (frutas y verduras en copas); el melón, tanto para dulces como para salados; las infusiones vegetales, los frutos rojos, las mil caras del brécol, las verduras y el vino, las verduras y las trufas o la recuperación gastronómica del tomate porque hoy hay en el mercado muchas variedades: raf, kumato, cherry, pera o el tomate de cuello verde.

Los productos limpios, cortados y envasados tienen cada vez más aceptación porque la gente carece de tiempo y mucho menos lo tiene para limpiar y pelar verdura. Lo fundamental es la materia prima y si éstos productos son un poco más caros, al final al consumidor le merece la pena pagar el incremento de unos céntimos, porque le da calidad de vida.

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