El presidente Obama firmó minutos antes de la llegada de la medianoche la Ley que pone fin a esta crisis y que supone que los trabajadores de la administración federal deben reintegrarse a sus puestos de trabajo desde hoy mismo.
El acuerdo entre demócratas y republicanos abre ahora una «conferencia prespuestaria» en la que ambos partidos deben ponerse de acuerdo para dotar de presupuestos al país antes del 15 de diciembre, mantiene el «sequester» o restricción automática de gastos, y eleva el techo de deuda hasta el mes de febrero de forma provisional.
«Tenemos una oportunidad para centrarnos en un presupuesto sensible que sea responsable, justo y que ayude a la gente trabajadora de todo el país», sostuvo durante una corta comparecencia ante los medios.
«Debemos abandonar la costumbre de gobernar en crisis. Mi deseo y expectativa es que todo el mundo haya aprendido que no hay motivos para que no podamos trabajar en nuestros problemas», indicó. «Espero que ésta sea una lección que se interiorice», remachó.
El último escollo ha sido salvado por la Cámara de Representantes, que ha dado ‘luz verde’ al documento apenas dos horas después de que el Senado aprobara la legislación con 81 votos a favor y 18 en contra. El techo de deuda se elevará hasta el 7 de febrero de 2014.
El líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, había anunciado horas antes que el acuerdo incluye la creación de una comisión presupuestaria que hará un informe para diciembre con las recomendaciones de ambos partidos para aprobar las cuentas de la Administración sin tanta polémica.
El senador destacó, además, que el acuerdo permitirá «trabajar de forma conjunta para un acuerdo a largo plazo sobre los presupuestos para acabar con estas frecuentes crisis» y poner a funcionar al Gobierno, cerrado desde el pasado 1 de octubre.
Por su parte, el líder de la minoría del Senado, Mitch McConnell, resaltó que el acuerdo incluye recortes en los presupuestos como forma de control de gasto, una de las principales preocupaciones de los republicanos, aunque ha indicado que los partidos necesitan hacer más para «poner en orden» la situación fiscal.
Se trata del 18º cierre de la administración pública estadounidense desde 1976. El último precedente se remonta a la Presidencia de Bill Clinton. Entonces, el bloqueo presupuestario se prolongó entre el 5 de diciembre de 1995 y el 6 de enero de 1996.
Aunque, de momento, se desconoce la dimensión de las consecuencias del cierre del Gobierno, ha dejado en sus casas a 800.000 de los dos millones de funcionarios y la Casa Blanca calcula que costará unos 10.000 millones de dólares semanales a la economía estadounidense,
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