Nadie diría que Olten, un pequeño pueblo de Suiza, acoge en sus entrañas un búnker en el que se guarda un material muy valioso. Sus tranquilas calles invitan al paseo. El pueblo es sobre todo conocido por su industria relojera, al igual que otras muchas localidades del país helvético, y, sin embargo, podríamos denominar a Olten como el Fort Knox europeo ya que cuenta con el mayor búnker de oro de Europa.

La empresa Sis Six es la encargada de gestionar el almacenaje y custodia de este valioso búnker que, debido a su volumen, podría estar generando problemas de espacio. ¿Dónde está localizado? Imposible conocer la localización de estas cámaras acorazadas, las cantidades que guardan y aún menos, quiénes son sus propietarios…. Al fin y al cabo, hablamos del país que ha sido cuna del secreto bancario. Sin embargo, sí sabemos que el viaje del oro hasta las cajas fuertes no es muy largo, puesto que los preciados lingotes salen de los hornos de las refinerías situadas dentro de la propia Suiza.

Sin ser país con minas de oro, Suiza cuenta con varias refinerías que vinieron a instalarse para abastecer, en un principio, a la industria relojera pero cuya actividad ha ido diversificándose hacia otros clientes: bancos, empresas y particulares. En los últimos años, las refinerías trabajan a toda máquina debido al excelente comportamiento que este metal tiene en los mercados: el precio del oro se revalorizó cerca de un 30% en 2009. Hace unos días, la onza se situaba en torno a los 1.373 dólares, un nuevo máximo histórico.

El total de fondos depositados en Suiza, séptima plaza financiera mundial, ascendería a 1,2 billones de euros, según Boston Consulting Group (datos de 2009).

Al calor de esta nueva fiebre del oro están surgiendo instrumentos financieros para que los particulares puedan invertir también en este preciado metal y recuperar la inversión, si quieren, en lingotes. Por ejemplo, Julius Baer comercializa estos productos que pueden reembolsarse en dinero constante y sonante o en el metal en concreto (no sólo los hay de oro). Si así lo desean, los inversores pueden incluso visitar las cámaras acorazadas donde se conservan. ¿Adivinan donde se encuentran? En efecto, en las entrañas de un pueblecito suizo llamado Olten.