Medicamentos cuestionados

19/01/2011

José María Fernández-Rúa.

Un fármaco, hasta ahora estrella contra el cáncer, ha sido cuestionado por un Comité de expertos de la FDA por no cumplir las expectativas para las que se dio su autorización y presentar efectos secundarios graves. La situación es similar a otro medicamento de otra compañía farmacéutica, este antidiabético, que ahora ha sido retirado del mercado por tener también efectos secundarios de gran calado. La polémica, en Estados Unidos, se centra ahora en el alto coste de los tratamientos contra el cáncer porque, según se argumenta desde algunos sectores, solo se consiguen unos cuantos meses más de vida.

La molécula bevacizumab, de la multinacional Roche, comercializada en España con el nombre de Avastin, ha sido eliminada de los circuitos de Norteamérica por decisión de diez de los once expertos que integraban el Comité de la Food and Drug Administration, de Estados Unidos, ya antes del verano. Sin embargo, hasta finales de diciembre pasado no dieron luz verde a la retirada de esta droga ante las evidencias de que sus consumidoras con cáncer de mama tienen amplias posibilidades de sufrir fallos cardíacos. No es una cuestión baladí que se haya tomado esta decisión con el medicamento contra el cáncer de mama más vendido del mundo con unas ventas anuales superiores a los 4.500 millones de euros, aunque sigue indicado para otros tipos de cáncer. Lo realmente significativo ha sido el tiempo que han tardado las autoridades sanitarias estadounidenses desde que conocían este grave efecto secundario que, por otra parte, estaba sobradamente documentado y había circulado entre la comunidad científica internacional.

La última evidencia científica en este sentido la ha publicado Journal of Clinical Oncology. Investigadores de dos prestigiosos centros de EE. UU. –la Universidad de Harvard y el Instituto Dana Farber- estudiaron los datos de cuatro mil mujeres a las que se les había diagnosticado cáncer de mama avanzado y estaban participando en cinco ensayos clínicos. Descubrieron que el 1,6 por ciento de estas voluntarias que tomaron Avastin desarrollaron fallos cardíacos congestivos, frente al 0,4 que tomaron placebo. En puridad, el riesgo no es muy alto, pero sí es mayor que el que se corre con una sustancia inocua.

Respecto a la polémica sobre el alto coste de los tratamientos para determinadas patologías que solo consiguen alargar un corto espacio de tiempo la vida, los detractores se preguntan si es ético realmente alargar la vida, casi artificial y con escasa calidad, de aquellas personas para las que no existe ninguna esperanza. Y ello teniendo en cuenta que los tratamientos en Estados Unidos se los paga el paciente. Algunos analistas sugieren que es factible que esta polémica se traslade a España, donde el Sistema Nacional de Salud se hace cargo de todos los gastos de cualquier paciente –quizás el tratamiento más costoso es el de una persona infectada por el virus de la inmnodeficiencia humana (VIH), que causa el sida-, pero no en un periodo a corto plazo ya que las elecciones generales de 2012 y las autonómicas y municipales de este año son razones de peso suficientes como para que los políticos no quieran abordar esta cuestión.

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