El plan de viabilidad para Pescanova que ultima la consultora Pricewaterhouse (PwC) será analizado en la próxima reunión del consejo de administración del grupo de alimentación que está programada para el próximo miércoles, 6 de noviembre. El plan, que es una de las bases del futuro de la empresa, aborda sus perspectivas industriales, comerciales y económicas, con proyecciones de los escenarios a los que se puede enfrentarse en función de los acuerdos con la banca acreedora. Otro aspecto que se examina es la venta de activos y filiales.

Una de las conclusiones del informe, según medios consultados, tiene un contenido positivo en la medida que mantiene que la empresa es rentable en sí misma, como se ha comprobado en los resultados obtenidos en lo que va de año, que apuntan a que los ingresos se elevarían a unos 1.400 millones de euros este año. Hay otra lectura de los datos en esa misma línea, y es que, pese a los temores en parte fundados, la grave crisis que afecta a la empresa no se ha traducido en pérdidas muy relevantes de mercados, nacionales e internacionales. Y que, pese a que el anterior presidente, Manuel Fernández de Sousa, era clave para la gestión del grupo, incluida la exterior, su ausencia está siendo superada por Deloitte, el actual equipo directivo por indicación de la CNMV.

Si bien en los resultados que se proyectan existe un problema fundamental: los gastos financieros, lo que lleva a resaltar, una vez más, que el tema central del futuro de Pescanova se dirime en la mesa de negociaciones con los acreedores. Y la posición de las entidades financieras que son representadas por el stering committee mantiene que la quita solicitada por la actual dirección de la pesquera, cercana al 75%, no es la vía que van a admitir. Y que la conversión de deuda en capital tiene que ser una las bases del acuerdo, por más que los actuales socios puedan ser desplazados por los bancos como principales accionistas, al no ser que acudan a una previsible ampliación de capital.