Decoración innovadora. Personal amabilísimo. Buenas materias primas. Excelente ambiente. Es cierto que todas estas razones son más que válidas para ir y repetir en un restaurante. Y aunque todas se cumplen en el caso que aquí nos compete, el restaurante Boggo, la razón de esta servidora no está entre las anteriores. Porque lo que me encandiló de este local de la céntrica calle Velázquez fueron sus raviolis. Debo confesarlo así, abiertamente, disculpen que la principal razón para recomendarles este establecimiento sea tan prosaica… unos simples raviolis, ¿o no tan simples quizás?

Decididamente, los raviolis de cigala con salsa de trufa y foie, no son tan simples, no. Y son uno de los mayores aciertos de la carta de este local. Pero no el único: prueben también sus croquetas semi líquidas, su steak tartar de buey, tradición de la casa, su pan tumaca (entenderán, cuando cruja dentro de su boca, por qué lo llaman pan de cristal) o la presa ibérica, que se deshace como mantequilla en la boca. Eso sí, deje, como sea, espacio en el estómago para los postres. Sería imperdonable salir de allí sin probar su tiramisú, la deliciosa tarta de queso con dulce de leche o el Browne.

Sí, Boggo es una excelente dirección para comer, y además, nada cara a pesar de encontrarse en el exquisito barrio de Salamanca. Pero no solo se puede comer allí: también se puede picotear y por la noche, justo al salir de la oficina, el espacio se convierte en el perfecto lugar para tomar una copa en el ya conocido after-work, con una barra en la que le servirán los cocktails más in del momento. ¿Qué más se puede pedir?

Boggo. c/ Velázquez, 102. Tfn: 91 781 10 38. www.boggo.es