Más que un juego

08/11/2013

María Martín. Gavin Hood dirige con solidez la adaptación de El juego de Ender, una película en la que hay que estar, porque su mensaje trasciende...

Han tenido que pasar 30 años para que volviéramos a ver a Harrison Ford en el espacio. Pero es que, como no se ha cansado de explicar el intérprete desde que empezó la promoción, El juego de Ender es una de esas películas en las que hay que estar, porque ENDER'S GAMEsu mensaje trasciende las escenas de acción y no queda en absoluto enmascarado por el despliegue de efectos especiales.

Eso no quiere decir que en El juego de Ender se haya sacrificado un aspecto en favor del otro, porque no es así. Sin embargo, si bien la ambientación puede mejorarse con efectos (el aspecto visual de las batallas en la escuela de Alto Mando son espectaculares), la carga psicológica que tiene la novela original de Orson Scott Card sólo puede lograrse con grandes interpretaciones. Y eso es algo que no le falta a esta adaptación.

ENDER'S GAMEDe la capacidad interpretativa de Ben Kingsley y el propio Ford hablan a gritos sus largas carreras y los premios recibidos a lo largo de los años. Pero no son ellos los que aguantan el peso de la película sobre sus hombros. Esa responsabilidad recae sobre Asa Butterfield, un joven de 16 años que ya despuntó en trabajos como El niño con el pijama de rayas y La invención de Hugo. En esta ocasión sus enormes ojos azules, así como su aspecto un tanto aniñado, juegan a su favor, permitiéndole trasladar la determinación y fragilidad de un personaje tan complejo como el creado por Card.

En un mundo acosado por los insectores, curándose aún de las heridas causadas en las geuerras contra ellos, Andrew Ender Wiggin es la última esperanza de la raza humana. Un niño de 6 años seleccionado para convertirse en comandante de la Flota Internacional y ENDER'S GAMEliderar la última batalla contra los alienígenas. Junto a él, decenas de niños separados de sus familias, apartados de sus infancias para ser entrenados y convertidos en los soldados más letales y precisos que se pueda imaginar. En ellos se depositan las esperanzas de un ejército acartonado incapaz de evolucionar y mejorar sus opciones ante una guerra que parece inevitable. Sin embargo, detrás de los juegos, las prácticas y las pruebas a las que son sometidos estos chavales se esconde una verdad mucho más difícil de asumir.

La novela de Orson Scott Card se convirtió pronto en un clásico de la ciencia ficción por el desarrollo de sus personajes, por las distintas tramas presentadas en ella, por las reflexiones sobre la guerra y la naturaleza humana a las que obliga su lectura. Sin duda, un logro importantísimo para cualquier obra literaria, y un reto casi imposible para cualquier adaptación a otro medio. Y, sin embargo, El juego de Ender sale bastante bien parada. Cierto es que se sacrifican tramas, personajes y niveles de interpretación, pero a cambio ENDER'S GAMEse consigue una obra bastante consistente centrada sólo en la figura de Ender. Limpiando la historia de todo lo que no esté directamente relacionado con él, e intercambiando unos personajes por otros, Gavin Hood ha logrado crear un guion coherente que no sacrifica uno de los mayores valores de la novela: la identificación del espectador con el personaje principal y la empatía que se desarrolla hacia él. Pero es al despojar la historia de todo lo demás donde el trabajo de casting se hace fundamental, y gracias al acierto en éste, Butterfield se descubre como un talento a tener en cuenta a partir de ahora.

En definitiva, El juego de Ender cumplirá con las expectativas de los que busquen una historia de efectos especiales, pero también las de aquellos que busquen buena parte de la profundidad que encontraron en la novela de Card.

Página web de la película

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