Soria no arranca un nuevo compromiso a Pemex sobre los hoteles flotantes

18/11/2013

Tania Juanes. El Gobierno mexicano y la compañía estatal  siguen sin aportar nuevos datos que permitan esclarecer el resultado final de la contratación de los buques

El temor existente en los astilleros gallegos por los diversos retrasos en los que ha incurrido Petróleos Mexicanos (Pemex) en el concurso y formalización del contrato de construcción de dos hoteles flotantes ‘floteles’ no se ha disipado en las últimas horas. El ministro de Industria, José Manuel Soria, se ha entrevistado este pasado fin de semana en Ciudad de México con su homólogo de ese país, Pedro Joaquín Coldwell, y con el director general de Pemex, Emilio Lozoya, con dos temas prioritarios sobre la mesa; el contrato naval y las relaciones entre Pemex, la petrolera estatal azteca, y Repsol, de la que tiene el 9,8% del capital.

En un comunicado oficial se señala que Pemex mantiene sus compromisos respecto a los buques, pero sin precisar nuevos datos que supongan un avance para este acuerdo que ha conocido diversas modificaciones y dilaciones. La compañía mexicana había informado la pasada semana que la apertura de las ofertas para el concurso de los floteles se retrasaba de nuevo hasta el 29 de noviembre y que la fecha definitiva del fallo, fijada para el 6 de diciembre, quedaba pospuesta a finales de ese mes. Una situación que en nada se parece al pacto inicial, que implicaba incluso la entrada de la petrolera en el capital de Barreras, uno de los astilleros que ahora esperan un fallo a su favor, al igual que Navantia.

En medios consultados se niega que, pese a los reiterados intentos de relacionar el cambio de actitud de Pemex con las complicadas relaciones que mantiene con la dirección de Repsol, no existe una directa conexión, por más que se mantenga que la petrolera estatal tiene en la española un obstáculo para entrar en el yacimiento de Vaca Muerta, de YPF, mientras no se resuelva el conflicto creado por la expropiación de la que fue víctima Repsol.

Los cambios en el asunto del contrato naval, que se acerca a los 380 millones de dólares, se produjeron básicamente por la remodelación de la cúpula del grupo mexicano, por el cuestionamiento del sistema inicial de adjudicación del contrato, así como por los problemas que los astilleros españoles han tenido con las autoridades de Bruselas por posibles ayudas encubiertas que han acabado trasladándose a los armadores.

Con todo, según medios consultados, Soria sólo se pronunció a favor de una salida pactada en la medida que sea posible y con una mediación si es la vía más idónea. La Secretaría de Energía mexicana sí manifestó que España y México «cuentan con un enorme potencial de colaboración a futuro, por lo que coincidieron en priorizar las áreas de oportunidad para poner en marcha esas sinergias».

 

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