Este año se cumple el 250 aniversario del nombramiento de Anton Raphael Mengs como académico honorario de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Con esta excusa, el que posiblemente sea el museo menos conocido de Madrid (y eso que se pierden los que nunca tienen tiempo para visitar sus salas) y la Fundación Mapfre han organizado la exposición “Anton Raphale Mengs y la Antigüedad”, sede. La primera que se celebra en España en torno al análisis de sus modelos estéticos y su construcción crítica de los principios clasicistas.

La muestra, que está en la Sala de Exposiciones Temporales del museo de la madrileña calle de Alcalá, estará hasta el 16 de enero de 2014, y permite conocer obras que ilustran un momento histórico de gran relevancia en la evolución del arte europeo.

Mengs, uno de los grandes exponentes de la estética neoclásica en Europa, no sólo fue pintor. También pedagogo, teórico del arte, coleccionista, arqueólogo y hasta donante de la Real Academia (entregó a Carlos III los vaciados en yeso de esculturas suyas para que fueran utilizadas en sus programas de formación de artistas). Y siempre mostró un gran interés por la Antigüedad. Por eso, la exposición se centra en ese interés y en la preeminencia que lo clásico tuvo siempre en su obra, tanto plástica como teórica.

La muestra de Mengs tiene especial interés porque su obra es presentada como un instrumento para educar la destreza y el gusto de los aspirantes a artistas. Y también como una oportunidad única para estudiar la escultura antigua.

La perfección de lo clásico

Primer pintor de cámara de Carlos III, Mengs tenía un dogma: el único procedimiento válido de acercarse al arte es imitar la Antigüedad. Los artistas clásicos, especialmente los griegos, habían alcanzado la perfección, por lo que imitar sus obras conduce a la comprensión y asimilación de la excelencia absoluta. Mengs fue coherente con esa postura y realizó experimentos arqueológicos utilizando sus vaciados para entender el aspecto que habían tenido las estatuas originales creadas por los clásicos.

Estos modelos escultóricos expresan también el interés hacia todo lo antiguo que se estaba experimentando en el siglo XVIII, con el auge del neoclasicismo

A través de los modelos en yeso, dibujos del artista copiando o interpretando la Antigüedad, libros, documentos y otros objetos, la exposición parte de una profunda reflexión científica, y reconstruye el transporte de los vaciados a la Corte, así como la función que cumplieron en la vida didáctica de la Academia y, sobre todo, la influencia que ejercieron sobre los alumnos.

La fragilidad de esos yesos imposibilita su traslado, por lo que una muestra de estas características solamente se puede hacer en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.