Repsol espera nuevos movimientos de Pemex para abordar una posible ruptura

24/11/2013

Tania Juanes. Analistas internacionales apuntan a que detrás de los movimientos de la petrolera mexicana para sustituir a Brufau está el intento de alcanzar un acuerdo con Argentina, así como controlar la tecnología de exploración de la empresa española

La crisis abierta entre Repsol y Pemex, que controla el 9,34% del capital de la petrolera, podría desembocar en una ruptura entre las dos compañías en la medida de que la empresa mexicana mantenga la actitud de ‘guerra abierta’ contra la actual dirección y la gestión de la petrolera española. El proceso sería complejo, con diversas facetas y repercusiones, y además de esa relevante cuestión, el grupo que preside Antonio Brufau prefiere optar todavía por evitar una drástica salida al conflicto, por lo que aún no parece haber desenterrado el ‘hacha de guerra’, si bien conoce dónde las tiene ubicadas.

En cualquier caso la vía legal no está descartada, lo que conllevaría la convocatoria de una junta extraordinaria de accionistas, pero la estrategia se fijará en parte en el día a día, en función de los movimientos de la compañía mexicana.

Esa será la cuestión básica para eligir un camino u otro, después de la intervención del director general de Pemex, Emilio Lozoya, en el Congreso mexicano, en la que incluyó duros ataques a la gestión de Brufau, con un fuerte reproche a los ingresos que recibe, que comparó con la rentabilidad que la compañía aporta a sus accionistas. Las explicaciones a estas declaraciones, así como a la eventual reunión de los directivos mexicanos con Crédit Agricole y el bufete Cuatrecasas para aglutinar votos de accionistas en Texas, serán temas centrales de la reunión del consejo del próximo miércoles, si bien podría ser que no se produjese medida alguna.

La cuestión que más se plantean en fuentes empresariales apunta a los objetivos. ¿Qué pretende Pemex con esta actitud, que se parece a un órdago sin camino de vuelta? Medios conocedores de las largas y en ocasiones difíciles relaciones entre Pemex y Repsol, y que también están atentos al contexto en el que se mueve en la actualidad la empresa estatal en proceso de privatización, señalan que estaría interesada en controlar parte de la empresa española, más bien la actividad de upstream (exploración y producción de hidrocarburos), mientras que no sería así respecto al área de dowstream (refinería y distribución de productos petrolíferos). La primera, que se desarrolla a lo largo de América, Europa, África, Medio Oriente y otras áreas geográficas, es además la depositaria de la tecnología de exploración en aguas profundas y en reservas no convencionales. Una tecnología que podría utilizar tanto en Argentina como en México.

Si ése se decanta como el objetivo prioritario, los caminos que ha emprendido para lograrlo son varios. Dado que su 9,34% en Repsol le tiene convertido en derivados financieros y que su situación económica y los compromisos suscritos no le permiten comprar paquetes elevados, ha contactado e intenta lograr que grupos afines adquieran participaciones significativas para desde esa plataforma conjunta instar la salida de Brufau y ejercer un control sobre la gestión.

Con esa meta, han sondeado con accionistas de referencia de la petrolera, como son La Caixa -12,02%-, Sacyr -9,5%- y Temasek, fondo soberano de Singapur que posee el 6%, para ganar su favor, así como con el Gobierno español para conseguir que no se oponga a un posible ‘asalto’ a la compañía. De momento, ni los socios de referencia ni el Ejecutivo ha accedido a las pretensiones de la mexicana.

Ante estas actuaciones y la posible alianza entre la compañía azteca y el magnate mexicano Carlos Slim, que le serviría de apoyo con la compra de un 10% adicional, UBS señala que a largo plazo será negativo para Repsol, aunque subiesen sus acciones a corto plazo. Recuerda que Slim tiene intereses en el sector, con el 8,4% de YPF, entre otros activos, y añade que este ya complejo panorama se ha complicado con el ascenso del Alex Kicillof, arquitecto de la expropiación de YPF, a ministro de Economía. Un nombramiento que puede complicar más el posible acuerdo entre Repsol y el Ejecutivo argentino, en el que se reclama una indemnización de 10.500 millones de dólares por el 51% de YPF.

Desde Société Générale se preguntan por las causas por las que Pemex quiere quitar a Brufau, que ha tenido éxito en la transformación de la empresa española al tiempo que ha gestionado la crisis de YPF. Y una de las claves que encuentran es la alianza entre Argentina y Pemex.

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