A los problemas a los que se enfrenta Pescanova en España se añade la crisis de uno de sus principales activos: la filial en Chile que vive un proceso que podría desembocar en la venta parcial y la liquidación de algunas participadas. Es una opción que supondría la desvinculación de la compañía chilena de la multinacional gallega, lo que se interpreta como un panorama que podía conducir a la desaparición del grupo español.

Las autoridades bursátiles y jurídicas de Chile cuentan con varias ofertas para parte de la compañía, como son los buques y la granjas de salmones, por lo que los responsables de la empresa en España están trabajando contra reloj para evitar esa salida. También los bancos acreedores, con los que Deloitte, administrador concursal de la pesquera y el consejo, presidido por Juan Manuel Urgoiti, intentan llegar a un acuerdo que permita dar los pasos adicionales que creen el nuevo grupo.

Pero a la dificultad para lograr ese pacto, que tendrá que incluir una fuerte quita de los más de 3.600 millones de deuda, se une la posibilidad de perder un activo que los futuros inversores consideran como imprescindible para el futuro de la multinacional, que podría acabar muriendo de inacción, después también de otras ventas como la filial australiana. La división chilena cuenta con varias participadas las empresas, entre ellas Acuinova y Nova Austral.

Mientras, el consejo de Pescanova estudió ayer durante un largo consejo la ofertas para entras en el capital de la matriz, entre ellas de la Demetrio Carceller (grupo Damm), apoyados por KKR y Ergon Capital, así como las de varios fondos. Pero no todos están satisfechos con este proceso, como los accionistas minoritarios y los bonistas que perderán su inversión con la proyectada operación acordeón. En este contexto, el fondo estadounidense Cartesian, que posee el 5% de Pescanova, ha adverdido que no permitirá acciones que beneficien a un accionista en perjuicio de otros.