Cuando un padecimiento de esta índole plantea repercusión social, laboral, sexual, física, emocional y doméstica, ya constituye suficiente problema para detenernos en su etiología y buscar las terapias adecuadas, preventivas, curativas y o paliativas.

Cuando además las cifras que lo acompañan son tan demostrativas, debemos considerarlo como un proceso de gran magnitud y costes.

La Asociación Urológica Europea en el año 2006 realizó un estudio en cinco países ( España, Alemania, Italia, Inglaterra y Suecia): 20,2 millones de pacientes mayores de 40 años sufrían Incontinencia urinaria, de los cuales 7 millones padecían Incontinencia de Urgencia o Vejiga hiperactiva. La estimación para el 2020 supone una cifra de 25,5millones de los que 9 millones padecerían V H.

En el año 2020 se calcula un coste total, de los cinco países, en torno a los 5.200 millones de Euros de los cuales el incremento del gasto en España sería del 33%, en Alemania del 29%, del 23% en Italia, del 22% en Inglaterra y del 21% en Suecia.

La Asociación Española de Urología indica que, afecta en mayor medida a la mujer siendo la prevalencia del 24% y del 7% en los varones en edades medias de la vida.

A partir de los 65 años, se van equilibrando los porcentajes, hasta llegar a una proporción por igual del 50% desde los 85 años en adelante.

El 10% de los ingresos en un centro o residencia de la tercera edad, están ocasionados por la incontinencia.

El 15 % del presupuesto anual de  los centros residenciales de pacientes geriátricos se debe al padecimiento incontinente.

En el informe Previd con la participación de 47 hospitales españoles se demuestra una estadística de 19 / 100.000 habitantes portadores de Vejiga Hiperactiva. Un 52% habla con su médico o a través de un acompañante.

Solamente el 17% con sintomatología recibe tratamiento.

La adherencia a la terapia es decepcionante: A los seis meses solo continúa un 20% de los afectados.

El Doctor Pedro Tormo es portavoz Observatorio Nacional de la Incontinencia