El presidente de Bolsas y Mercados Españoles (BME), Antonio Zoido, ha proclamado que España ha pasado de ser un «país de riesgo» a un «destino preferente» para la inversión, y ha afirmado que el inversor extranjero «mira e invierte» en el mercado español y «lo hace con fuerza».

   Durante su intervención en el tradicional discurso de Navidad, Zoido se ha congratulado de que la inversión directa foránea se ha duplicado en este ejercicio, alcanzando cotas máximas en crisis. En concreto, se ha referido a la subida acumulada del 15% en el Ibex 35 durante este ejercicio, tras ganar un 55% en año y medio. «Se trata del mejor resultado desde 2009», ha afirmado.

Zoido ha incidido en que la Bolsa española vuelve a estar entre las preferencias de los inversores internacionales, sobre todo en la segunda mitad del año. La inversión extranjera en el mercado se mantiene cerca al 80%, frente al 63,9% registrado en noviembre de 2012.

«España ha dejado de ser el país de mayor riesgo y parece haber superado la fase de presión internacional que llevó a la Bolsa y las cotizaciones de muchas empresas a cotas extremadamente bajas», ha explicado el presidente de BME, quien ha recordado que los inversores especulaban con el rescate de España hace un año.

La capitalización de la Bolsa, ha recordado Zoido, se sitúa en 1,05 billones de euros, un 11% por encima del valor de cierre de 2012, al tiempo que ha reafirmado al mercado bursátil español como el «más atractivo» en rentabilidad por dividendo, con un 5%, frente a la media europea del 3%. También ha destacado la reducción «significativa» de la prima de riesgo española desde julio de 2012, hasta acercase al umbral de los 200 puntos básicos.

Zoido ha puesto en valor que la «vuelta de la confianza» en el mercado español no sólo ha llegado desde los inversores extranjeros. En este sentido, ha valorado que las familias han elevado «con firmeza» su posición en la Bolsa, con 131.500 millones de euros en acciones en su propiedad a cierre del primer semestre del año.

El presidente de BME se ha congratulado de que las reformas regulatorias y de supervisión en Europa avanzan hacia unos mercados «más eficientes», si bien ha advertido de que algunas actuaciones podrían suponer un «obstáculo» en la mejoría.