Lo que así avanzó es que en él «Habrá riesgo, libertad y creatividad. Por ello no habrá ni horarios ni reservas ni rutinas». Esta será la filosofía, el lema del nuevo proyecto que tendrá la misma ubicación donde ahora está el restaurante El Bulli, en la cala Montjoi, cerca de Roses (Gerona) y que le costará a él y a su socio Juli Soler la friolera de unos 800.000 euros anuales que saldrán de su bolsillo, porque al ser una Fundación no es un proyecto para ganar dinero sino un proyecto sin ningún espíritu lucrativo.
En la pasada edición de Madrid Fusión, Adrià anunció que El Bulli como restaurante tenía los días contados, que iba a cerrar dos años para pensar qué hacer del emblemático restaurante y convertirlo en un centro de creatividad que nada tuviese que ver con el concepto tradicional de lo que era hasta entonces, el mejor restaurante del mundo (en la última edición de la guía Michelín le quitó el puesto Dinamarca). Durante todo 2010 Ferran Adrià ha ido madurando la idea de lo que quería hacer y para ello ha llamado al arquitecto Enric Ruiz Geli, al frente del estudio catalán Cloud 9, para que le diseñe y le levante el nuevo edificio donde ahora está el jardín, además de rehabilitarle algunas partes del actual donde ahora se encuentra el restaurante. Tarea un tanto comprometida con el medio ambiente porque El Bulli está ubicado en un parque natural y Ferran Adrià quería que fuese totalmente respetuoso con la naturaleza y el entorno. De ahí que el nuevo edificio que se levante apostará por una integración total entre el paisaje y la arquitectura.
Ruiz-Geli, que acompañó a Ferran Adrià en la presentación, señaló que lo que querían hacer era un modelo a nivel mundial (dada la fama de Adrià, el mundo entero va a poner sus ojos en lo que hagan) totalmente innovador, por eso han apostado por una arquitectura verde, empática con el entorno, la sostenibilidad y la ecología. «Nunca hemos podido llegar tan lejos como vamos a llegar aquí, pero es el reto que nos ha lanzado Adrià «, puntualizó, que pretende que el nuevo Bulli sea el primer centro mundial de estas características: totalmente autosuficiente energéticamente y cien por cien sostenible, de emisiones cero».
El Bulli Foundation es un escenario de arquitectura de partículas englobado en una arquitectura tecnológica y de emoción, donde la comida, la investigación, el paisaje y la arquitectura sean una misma cosa, explicó el gran chef, que era la última vez que acudía a Madrid Fusión, precisamente como chef.
El objetivo del nuevo proyecto será doble. En primer lugar contará con un archivador de «elBullirestaurant», tanto a nivel físico (documentos, libros, objetos) como digital. En segundo lugar, será un centro de creatividad, con la idea de crear y, posteriormente, compartir ideas y hallazgos con Internet. Todo esto lo hará con la ayuda de Telefónica que ha puesto todos sus soportes informáticos a su alcance, porque la expectación mundial es enorme. Y además, lo que es más importante, alrededor de esa creación habrá un montón de actividades, pues trabajarán, sólo en ésto, más de 30 personas. «Va a ser un eco-barrio, una ciudad sostenible a gran escala. No va a ser un museo», señaló Adrià. Ahora están trabajando en el proyecto, porque van a ser una serie de edificios de arquitectura orgánica viva, ya que El Bulli Foundation quiere ser un edificio piloto en sostenibilidad, con emisiones de gas 0, y donde se va a producir sólo la energía que se necesite. Ellos también fabricarán los muebles y la estructura por lo que el resultado será de una arquitectura «bulliliana» bastante peculiar.
El proyecto es una locura, nadie lo pone en duda, máxime cuando no hay referencias en el mundo de edificio como éste . El 30 de julio se cerrará el restaurante y, al día siguiente, el día 31, empezarán las obras, que habrán de estar concluidas en 2014. Desde ahora, lo que va a hacer Adrià es ir explicando por el mundo su proyecto, porque en el tendrá cabida, además, un intercambio o una invitación a creativos de diferentes disciplinas para que aporten lo que quieran.
También habrá platos y comida, los que salgan de su taller, pero no sabemos cuáles. Eso vendrá por añadidura y no será lo más importante, porque toda la creatividad que salga de El Bulli Fountation va a estar en Internet, al final de la temporada, para que los interesados lo vean. Lo que quiere Adrià es compartir experiencias para poder crear, por eso se va a llamar El Bulli Foundation y no El Bulli Restaurante. Habrá visitas concertadas, en grupos o individuales, pero no para estar allí media hora sino para pasar el día, que será la única forma de enterarse un poco de esta gran locura que, por ahora, no se entiende muy bien. Habrá que esperar y ver, porque el nuevo establecimiento tendrá la libertad creativa como bandera y un archivo en el que se preservarán los 50 años de investigación gastronómica del establecimiento, que a buen seguro servirá para hacer varias tesis doctorales.
Internet va a ser una de sus claves, por lo que los colaboradores del proyecto tendrán una criba muy severa, una preselección por Internet, en base al curriculum, y luego unas pruebas en la propia Fundación. Se elegirán con un año de antelación, de modo que ya lo sepan con suficiente tiempo como para que, una vez escogidos, puedan entrar en contacto entre sí a través de una web interna creada para este fin.
La Fundación nace con voluntad de abrirse al exterior y será un laboratorio único en el mundo, referente internacional de la creatividad y de muchas cosas, no sólo de la cocina.
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