El sector asegurador nunca ha necesitado ayudas públicas

15/01/2014

Miguel Ángel Valero. Alberto Manzano cederá el 11 de febrero la presidencia de la Fundación Mapfre al presidente del grupo, Antonio Huertas

Alberto Manzano dejará la presidencia de la Fundación Mapfre el 11 de febrero, cediendo el puesto al presidente de la aseguradora, Antonio Huertas. Seguirá ligado al Instituto de Cultura e Historia de la institución, y mantiene su puesto en el consejo de administración de Mapfre, grupo en el que ha trabajado durante 47 años.

A Manzano le ha dado tiempo a culminar una de sus obsesiones, un trabajo de investigación sobre la historia del seguro en España. Dirigido por el catedrático Gabriel Tortella, “Historia del seguro en España” ha sido elaborada por los profesores Leonardo Caruana, José Luis García Ruiz y Jerònia Pons, con la participación del propio Alberto Manzano, a quien Tortella definió como “el padre de la criatura”.

La obra demuestra que España es, junto a Italia, la cuna del seguro, que nace ligada al comercio marítimo. De hecho, la póliza más antigua que se conoce, del año 1347, cubre un viaje de un barco entre Génova y Mallorca. Y la primera legislación de seguros del mundo es el “Libre del Consolat de Mar de Barcelona”, de 1494.

“Inglaterra exporta el seguro marítimo de Italia, aunque sí crea la póliza de Incendios, tras el siniestro que asoló Londres en 1666, y la de Vida, que nace como una apuesta sobre cuánto a durar una determinada persona”, explica Tortella. Este experto destaca que el seguro “favorece a las personas modestas, no a las que cuentan con grandes patrimonios”, y al mismo tiempo “incentiva la inversión al no requerir grandes desembolsos efectivos”.

Jerònia Pons señala que prácticamente no se menciona al seguro en los trabajos académicos sobre el sector financiero, y que no hay “una obra similar sobre la historia del seguro internacional”.

José Luis García Ruiz resalta la “estabilidad del seguro frente a la banca, tanto en España como en otros países”, lo que atribuye a que “no hubo aventuras ni se ha producido una influencia política directa, como sucedió con las cajas”. También enfatiza la capacidad del seguro “de ir dando respuestas a los retos”. En el caso español, están aportaciones originales, como el Consorcio de Compensación de Seguros, o el Baremo de indemnizaciones de accidentes de tráfico.

Liquidación sin coste público

Alberto Manzano destaca que el seguro ha vivido “un profundo proceso de concentración y saneamiento sin requerir ninguna ayuda pública”. Entre 1984 y 2002, la Comisión Liquidadora de Entidades Aseguradoras (Clea) se encargó de 265 entidades, con unos pagos a los acreedores (más de medio millón de asegurados) de 3.192 millones de euros, el 70% de las cantidades reclamadas.

Con la cesión de las carteras de pólizas de las entidades en liquidación a otras aseguradoras, “una solución originalísima española”, se resolvieron muchos problemas y se garantizó la recuperación del 100% de su dinero a los asegurados. En noviembre de 2002, la Clea se integró en el Consorcio de Compensación de Seguros. Pero en todo el proceso de saneamiento del seguro, nunca se utilizaron recursos públicos, concluye Manzano.

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