Rajoy a cámara lenta con el desempleo

22/01/2014

Luis Díez.

Un mes y dos días ha tardado el jefe del Gobierno en informar al Congreso de las decisiones del último Consejo Europeo, celebrado en Bruselas los días 19 y 20 de diciembre. Tanta diligencia solo se explica –según el sentido de las intervenciones del socialista Alfredo Pérez Rubalcaba y el izquierdista Joan Coscubiela– por el enorme interés de las fuerzas dominantes en reducir el “ejército de reserva”, que en el caso de España alcanza al 26% de la población en situación de brazos caídos. Por lo demás, como es sabido, el Consejo Europeo abordó la política de defensa, que por ser materia reservada y supeditada a la OTAN, solo mereció una información genérica por parte del presidente Mariano Rajoy.

Desde febrero de 2013 Rajoy ha sacado cuatro veces a pasear en el Congreso el famoso plan de empleo juvenil, ese que nos iba a permitir bajar la tasa de paro de los menores de 25 años –supera el 56%– con una dotación comunitaria de 6.000 millones de euros, de lo que íbamos a recibir unos 1.800. Ahí es nada. Lo que ha ocurrido con ese dinero no lo sabemos. Lo único cierto, según recordó Rubalcaba, es que España no ha recibido nada, ni un euro. ¿Y eso por qué?

Porque después de cada anuncio triunfal, el Ejecutivo se ha olvidado de elaborar los planes consiguientes para reclamar la financiación comprometida. Así llegamos a diciembre del año pasado y para sorpresa y admiración de propios y extraños, el 19, el mismo día que comenzaba la cumbre de la UE, la ministra española de lo que no hay, es decir, de Empleo, enviaba a la Comisión de la UE los documentos con los supuestos planes para aprovechar esos dineros. Pero –ya es mala suerte–, los documentos de la ministra Fátima Báñez no llevaban ninguna imputación, nada, cero euros.

Saltó Rajoy con la ferocidad de que fue capaz a defender a su ministra y pedir a Rubalcaba una rectificación a ese respecto. Pero se reafirmó el socialista en que cero por cero es cero y que al no existir imputación de crédito, los documentos para el fomento del empleo juvenil son eso, puro gas, cero euros. Apeló Rajoy al pasado, que es lo que mejor se le da, y recordó que el desempleo juvenil se duplicó entre 2007 y 2011, mientras que en los dos años de mandato suyo se ha reducido en 80.000 demandantes. ¿Será porque los jóvenes ya no se inscriben como demandantes de empleo, por el maquillaje estadístico que considera empleado al que trabaja cuatro horas a la semana o porque prefieren largarse a buscar la vida fuera de nuestras fronteras? Estas preguntas del portavoz de Izquierda Plural, Coscubiela, quedaron sobre la mesa.

También quedó sin respuesta la crítica de Rubalcaba sobre el incumplimiento del compromiso de pactar con la oposición la asignación de los recursos comunitarios al empleo de los jóvenes. Por un lado, desde febrero, el Gobierno no ha tenido tiempo de acordar plan alguno, y por otro, no lo necesita. Sobre la dilación, Rajoy se escudó en que la Comisión ha tenido que instar a once países a que presentaran sus planes, pues no lo habían hecho. Quiere decirse que aunque seamos los más necesitados, no somos los últimos en pedir el dinero. Ese consuelo no enjugó el llanto de Josep Sánchez Llibre ni de otros portavoces sensibles a la penuria de la juventud. “El riesgo del fracaso de la política de la garantía para el empleo juvenil es evidente; no se pondrá en marcha hasta finales de este año”, auguró el de CiU.

Sobre el famoso Plan de Crecimiento y Empleo, acordado por la UE hace 18 meses con una dotación de 120.000 euros, según se dijo entonces, nada se sabe. De “fraude” lo calificó Coscubiela, quien remarcó la “velocidad de guepardo” para socorrer a las entidades financieras con el 10% del PIB de la UE, en contraste con la lentitud de la asignación del 1% del PIB para las políticas sociales y de empleo. El retroceso del empleo en España, con 550.000 afiliados menos a la Seguridad Social el último año, obligaría a Rajoy a espolear a los colegas de la UE en vez de perseverar en el estoicismo y el empobrecimiento, como le reprocharon varios portavoces.

Por lo demás, la comparecencia de Rajoy sirvió para demostrar que la unión bancaria es tan urgente que, según los designios de los gobiernos alemán y francés, se conseguirá a la altura de 2026, y que de la unión fiscal y la lucha contra el la elusión y el fraude se hablará en 2017. También sirvió para que Aitor Esteban, del PNV, le espetara al presidente Rajoy y a los dirigentes del PP que se dejen de “cortinas de humo” y de campañas de autosatisfacción sobre la salida de la crisis porque la realidad es distinta y nadie les cree. El presidente se resistió a mirar los gráficos que Rubalcaba y otros portavoces le mostraron desde la tribuna. El líder del PSOE le enseñó un cuadro sobre el influjo de las declaraciones de Mario Dragi y de las intervenciones del BCE en la bajada de la prima de riesgo en España, Italia, Irlanda… Pero ni siquiera diciéndole “mire este gráfico que es como una etapa del Tour de Francia que tanto le gusta, la del Tourmalet”, logró atraer su atención. “Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios –dijo Rubalcaba–; a Dragi la bajada de la prima de riesgo y a usted la de los salarios y las pensiones”. Si descontamos un refrán y tres citas evangélicas, la sesión no dio más de sí.

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