Jardines impresionistas en el Thyssen

20/10/2010

Carmen Duerto.

El Museo Thyssen-Bornemisza y la Fundación Caja Madrid presentan este otoño la exposición Jardines impresionistas, un vasto recorrido por el tema del jardín en la pintura desde mediados del siglo XIX hasta comienzos del XX. Se trata de un importante proyecto, realizado en colaboración con la National Gallery de Edimburgo y comisariado por Clare Wilsdon, profesora de la Universidad de Glasgow y autora del libro In the Gardens of Impressioism (Thames and Hudson, 2004).

La muestra incluye una amplia representación de la pintura impresionista, con obras maestras de Manet, Monet, Pissarro, Renoir, Sisley, Caillebotte o Berthe Morisot, pero también de algunos precursores del impresionismo, como Delacroix y Corot, y de grandes pintores de la generación siguiente, como Cézanne, Van Gogh, Gauguin, Klimt, Munch y Nolde, entre muchos otros nombres. En conjunto, cerca de 140 obras maestras repartidas entre las salas del Museo Thyssen‐Bornemisza y la Fundación Caja Madrid, con préstamos destacados de colecciones y museos de todo el mundo, como el Metropolitan Museum of Art de Nueva York, la National Gallery of Art de Washington, el Musée d’Orsay de París, el Museum of Fine Arts de

Houston, la Staatgalerie de Stuttgart, la Carlsberg Glyptotek de Copenhague o la Tate de Londres, entre otras instituciones y coleccionistas particulares.

Desde la década de 1860 los jardines fueron muy populares en Francia. La introducción y el cruce de cientos de plantas y especies de flores “nuevas” procedentes de Asia, África y América, así como la inauguración y apertura al público de los primeros parques reales, estimularon un gran “movimiento hortícola”. Cultivar y disfrutar de las flores en un jardín decorativo y de esparcimiento se había convertido en uno de los pasatiempos predilectos desde mediados del siglo XIX al que no fueron ajenos el grupo de pintores impresionistas; muchos compartieron esta afición, intercambiándose consejos de jardinería y experiencias, y creando sus propios “jardines de artista”. Con su gusto por el color, el trabajo al aire libre, los efectos de la luz y los temas de la vida moderna, los impresionistas y sus seguidores tomaron de forma natural flores, parques y jardines como motivo artístico y fuente frecuente de inspiración.

Precursores: floreros románticos y paisajes de Barbizon

La exposición comienza en las salas del Museo Thyssen‐Bornemisza con una sección dedicada a los precursores del jardín impresionista. La pintura de flores del romanticismo –representada, por ejemplo, por Delacroix‐ se yuxtapone aquí a los floreros impresionistas de Bazille o Renoir. Frente a estos “jardines de interior” que son los floreros, otros pintores se abrieron al aire libre y exploraron el jardín como paisaje: los artistas de la escuela de Barbizon, como Millet, Corot o Daubigny, fueron precursores inmediatos de la pintura impresionist

La ciudad y el campo; parque público y jardín privado; jardines y huertos

La aproximación de los impresionistas al tema del jardín está marcada por tres oposiciones fundamentales: la ciudad y el campo, lo público y lo privado, lo decorativo y lo productivo. El jardín es un territorio de encuentro entre la ciudad y el campo, en primer lugar, porque puede ser una isla de naturaleza en medio del asfalto, o bien, complementariamente, un fragmento de orden urbano en mitad del campo. Así como los pintores de Barbizon habían representado jardines campestres, Manet y los impresionistas descubrieron la peculiar naturaleza que florecía en los parques de París.

La segunda polaridad se establece entre el parque público y el jardín privado. Monet y Pissarro, Berthe Morisot y John Singer Sargent descubrieron en los parques públicos de París y otras ciudades los escenarios de una intensa vida social. Pero en la pintura de Manet, Monet o Morisot, el jardín puede ser también el refugio último de la vida privada: la conversación, el almuerzo, la lectura o el reposo.

La tercera oposición se establece entre el jardín decorativo, escenario del ocio, y el jardín productivo, es decir, los huertos. Las dos últimas salas de la exposición en el Museo Thyssen se concentran en la dedicación de Camille Pissarro al tema del huerto, con especial énfasis en la figura del trabajador (en consonancia con las convicciones políticas del artista). Toda una serie de artistas que recibieron las lecciones de Pissarro o experimentaron su influencia están representados también aquí: Cézanne, Guillaumin, Gauguin, Van Gogh, Ensor, Bonnard.

Del postimpresionismo a las primeras vanguardias

En las salas de la Fundación Caja Madrid el recorrido de la exposición se centra en la evolución posterior del tema del jardín en los pintores impresionistas, con la obra tardía de Monet o Pissarro, por ejemplo, y su vasta influencia en la pintura europea y norteamericana del cambio de siglo. En este periodo se da tanto la continuidad de fórmulas naturalistas, pero contagiadas por la búsqueda de la luz y el aire libre características del impresionismo, como la aparición de nuevos lenguajes que conducirán a las primeras vanguardias del siglo XX; al expresionismo y a la abstracción. En este último tramo del recorrido hay espacios dedicados al jardín en la pintura postimpresionista alemana y escandinava (Nolde, Ernst, Klimt o Munch), británica y norteamericana (Childe Hassam, James Guthrie o William Merritt Chase), así como una sala con una antología de jardines de pintores españoles, como Sorolla, Regoyos o Anglada‐Camarasa. En fin, los experimentos de Cézanne y Van Gogh nos conducen finalmente a las flores y jardines de Nolde, Malevich, etc.

La exposición ilustra además la historia de la jardinería durante el siglo XIX ‐los grandes parques públicos, los jardines suburbanos, los huertos privados‐, por lo que el recorrido tiene también un enorme atractivo para los amantes de la jardinería y estudiosos del tema. La investigación sobre la renovación de la jardinería en el siglo XIX que ha realizado la comisaria de la exposición, Clare Willsdon, quedará igualmente recogida en el catálogo de la muestra, con los correspondientes ensayos y la reproducción de todas las obras de arte reunidas en las salas. Entre los meses de noviembre y diciembre de 2010 de 2011, tendrá lugar un curso monográfico que planteará una revisión conjunta de la historia de la pintura y la de la jardinería, estrechamente entrelazadas desde la Antigüedad, con la participación de destacados historiadores del arte y de la arquitectura así como de expertos en paisajismo.

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