El mismo día que los accionistas comenzaban a cobrar un dividendo de 0,04 euros por acción, tras una sequía que duraba desde 26 de junio de 2012, el presidente del Banco Popular, Ángel Ron, anunciaba que “la intención es regresar de manera paulatina, a medio plazo, a nuestra política tradicional de dividendo, un payout de entre el 40% y el 50%, cuando la situación lo permita”. Mientras, “nos mantendremos en el entorno de la recomendación del Banco de España”, máximo 25% en efectivo. Ante todo, prudencia. Mucha prudencia. Lo que contrasta con los mensajes optimistas que algunos de sus colegas han lanzado en las presentaciones de resultados de 2013.

Políticamente correcto, o ejerciendo de gallego, Ron no hace sangre, ni menos aún leña del árbol caído, con las conclusiones de Oliver Wyman sobre pruebas de resistencia de 2012, pese a que el Popular ha generado 2.430 millones por encima de lo calculado por la consultora, y a que tuvo que realizar una macroampliación de capital en el peor momento macroeconómico, con la prima de riesgo en la estratosfera y en medio de especulaciones sobre el rescate a España. “Oliver Wyman nos perjudicó, pero nunca lo criticamos. El escenario más adverso que pronosticó no se ha cumplido, pero la consultora no se equivocó”, contesta el presidente del Popular. “Estamos tranquilos” sobre el examen al que va a someter a la banca europea el BCE y EBA, “no esperamos sustos”.

La misma prudencia que hay en la cuenta de resultados. Los 602 millones de euros de beneficio ordinario, frente a unas pérdidas de 2.461 millones en 2012, se quedan en 325 millones tras provisionar como dudosos 2.289 millones en créditos al corriente de pago. Aquí el Popular mata varios pájaros de un tiro: lanza un mensaje de prudencia, en línea con los del supervisor; al transformarlas en específicas, se evita el problema de que las provisiones genéricas puedan no computar en los exámenes de la banca europea; y se adelanta a una mejora de la morosidad.

Pero de nuevo la prudencia, porque “la crisis está dejando paso a la recuperación, pero el entorno sigue siendo duro para el negocio bancario”, porque “el principal reto es el paro”, y porque “es mejor anticiparse porque será un ejercicio duro” aunque la morosidad irá moderando su crecimiento hasta alcanzar su techo “en algún momento del año”. Pero un crecimiento económico del 1% no es suficiente para ver bajadas sustanciales de la mora.

Prudencia también en la expansión internacional. “No vamos a correr para implantar nuestro modelo de banca de pymes y de profesionales fuera”, señala Ron, que subraya que “España va a ser el mercado principal del Popular durante mucho tiempo”. ¿Catalunya Banc? “La analizaremos, no pondremos en riesgo el modelo del banco ni su solvencia, porque nuestra posición en España es confortable”. ¿Bankia? “No está en el radar de nuestras preocupaciones”, pero si sale a Bolsa, el Popular participará en la colocación.

Pymes con crédito

Tanto Ron como el consejero delegado, Francisco Gómez Martín, destacan que el 47% del negocio del Popular son pymes, frente al 15% de la banca europea y el 13% de la española. La financiación a estas empresas ha crecido el 9,7%, hasta los 31.000 millones, y el Popular es, por segundo año consecutivo, el más activo en líneas ICO.

Además, el Popular encabeza el ranking de recurrencia de ingresos (margen de intereses y comisiones sobre activos totales medios) con el 2,1%, una décima de ventaja sobre el siguiente; éstos suponen el 87% de los ingresos, frente al 64% del que le igue; el de eficiencia, 49,3% , 3,8 puntos mejor que el banco español que más se le acerca; y el margen de explotación (sin resultados de operaciones financieras sobre crédito), el 1,57%, cuando el competidor más cercano está ene l 1,13%.

La próxima junta general de accionistas votará la incorporación de Antonio del valle, presidente del banco mexicano Bx+, a un consejo de administración que se reducirá a 15 integrantes.

Como otros banquero, Ron pide al Gobierno mantener el espíritu reformista y, sobre todo, una reforma fiscal que “incentive las rentas del trabajo y libere recursos de las familias hacia el consumo”; de las Administraciones Públicas y medidas que hagan un mercado interior único, criticando de paso los impuestos autonómicos sobre los depósitos.