El Jerez puede describirse con una sola palabra: versatilidad. Existe un Jerez para cada ocasión y cada momento del día. Ensalza los sabores de nuestros platos y ofrece maridajes ilimitados. A continuación les explicamos el abanico de posibilidades que nos brindan estos vinos.

Manzanilla. Vino pálido de un brillante color amarillo pajizo. De aroma punzante y delicado al paladar, es seco y fresco. Va bien con el pescado blanco, el marisco, salazones, encurtidos, jamón ibérico, espárragos, ensaladas y caviar.

Fino. De tono amarillento y un aroma con recuerdos almendrados, al paladar es muy seco, delicado y ligero. Es perfecto para los mismos platos que la Manzanilla.

Amontillado. Nos encontramos ante un vino de un elegante color topacio, casi ámbar. Su aroma es sutil y presenta una entrada en boca con una acidez equilibrada, compleja y muy larga. Es un acompañamiento ideal para las setas, la carne de caza, ahumados, pescado azul, alcachofas, sopas y consomés.

Oloroso. Vino de un color ámbar a caoba. Sus aromas son cálidos y redondos con notas de  madera y nuez. En boca es sabroso, potente y con mucho cuerpo. Ideal para frutos secos, quesos curados, embutidos, atún, guisos de carne y caza.

Palo cortado.  Vino de gran complejidad que conjuga la delicadeza aromática del amontillado y la rotundidad en el paladar del oloroso. De color castaño a caoba, su paladar resulta profundo y voluminoso maridando bien con los platos idóneos para el oloroso.

Pale Cream. Vino de color dorado pálido. En nariz ofrece recuerdos avellanados y notas de panadería, procedentes de la crianza de flor. Su sabor el ligero y fresco, pero con un delicado sabor dulce que lo convierte en delicado al paladar. Es magnifica bebida para acompañar el foie-gras, el foie y  la fruta fresca.

Medium. De color ámbar a castaño oscuro y con un aroma suavemente dulzón. Su sabor presenta una entrada ligeramente seca que va tornando a dulce para terminar con un post gusto vaporoso y suave. Perfecto para el foie-gras, el foie, los patés, quichés y el curry.

Cream. Cuenta con un aspecto untuoso y una tonalidad cercana al caoba oscuro. Con marcada nariz de oloroso, conjuga notas dulzonas y tostadas. En boca resulta goloso, de textura aterciopelada.  Se trata de un vino ideal para los quesos de pasta blanda y la fruta fresca, especialmente la naranja y el melón.

Moscatel. Vino de color castaño a caoba intenso. En su aroma destacan las notas varietales características de la uva moscatel, pudiéndose apreciar también notas cítricas con notas dulzonas. Su paladar presenta un dulzor sobrio. Magnifico maridaje con las ensaladas frescas, de fruta, con los helados y la pastelería en general.

Pedro Ximénez. De color ébano, en nariz ofrece aromas extremadamente ricos, con predominio de notas como las pasas, los higos y dátiles acompañados de aromas de miel, arrope y frutas en compota y confitadas. Su característico sabor resulta aterciopelado, con un final muy largo y sabroso. Perfecto para los quesos azules, el chocolate, los helados, tartas y bollería.

No dejen de disfrutar del vino de Jerez desde el aperitivo hasta el postre, en cócteles, durante un tentempié o en una agradable sobremesa tras la cena. Sus múltiples combinaciones y las nuevas sensaciones que provoca mientras se saborea, no le defraudarán.