El BCE exige a la banca que no espere a la normativa para hacer cambios

12/02/2014

Miguel Ángel Valero. “Las reformas deben ser un ejercicio interno, no se pueden imponer desde arriba por las autoridades”, explica Peter Praet, del Comité Ejecutivo del Banco Central Europeo.

Una de cal y otra de arena. Peter Praet, miembro del Comité Ejecutivo del Banco Central Europeo (BCE), aprovechó la presentación de la obra “La banca ante el siglo XXI” del Instituto de Estudios Económicos para aplaudir el “gran éxito” del saneamiento del sistema financiero español. Pero también para recordar que “si se hubiera hecho antes, habría sido mejor”. José Luis Feito, presidente del Instituto de Estudios Económicos, había catalogado ese retraso como “uno de los errores de política económica más importantes de la historia de España”, aunque Praet matizó que “entonces en Europa no había tampoco las instituciones adecuadas”.

El consejero ejecutivo del BCE puso sobre todo deberes a la banca española. “Aún queda mucho por hacer, el proceso de ajuste no ha terminado”, ya que el principal problema de la banca española es lograr rentabilidad en un “entorno difícil”. Praet se reconoce “impresionado” por la mejora de la economía española, que ha recuperado la confianza de los mercados internacionales. Pero su crecimiento es “débil”.

Por tanto, la banca debe aprender de sus errores y reformar «profundamente» su funcionamiento interno. Y no porque lo exija la normativa. «Las reformas deben partir de cada uno de los bancos, deben ser fruto de un ejercicio interno, no se puede imponer desde arriba por las autoridades», enfatiza.

Matías Rodríguez Inciarte, vicepresidente del Grupo Santander y uno de los autores de la obra, destaca que, desde el inicio de la crisis, las entidades de la eurozona han aumentado su capital en 500.000 millones, el 5% del PIB. Recuerda que la reforma financiera tiene como objetivo que el apoyo del sector a la economía sea “sostenido”.

«La crisis ha servido para recordar a la banca que su principal papel es el de salvaguardar los ahorros y permitir canalizar los flujos de ahorro e inversión de la economía», pero el volumen actual de crédito no es suficiente para dar soporte al crecimiento económico.

Santiago Fernández de Lis, de BBVA Research, apunta que la presión regulatoria sobre la banca “ha venido para quedarse, pese a un cierto efecto péndulo”, y que el sistema financiero sufre “una pinza entre la regulación y la tecnología”. “La regulación debe permitir a la tecnología operar en un terreno de juego equilibrado para todos los jugadores, pero hay nuevos competidores que no están sometidos a la presión regulatoria que sufre la banca”, argumenta. Destaca que “la banca del futuro será minorista, lo que va a favor del modelo español”.

Francisco Uría, socio responsable del Sector Financiero de KPMG, cree que en la banca española “había un problema y se ha resuelto muy bien”. Resalta que acude a los exámenes “bien preparada”, pero precisa que “lo relevante no son las pruebas a la banca europea, sino el cambio en la supervisión”. Y sobre todo que esa supervisión única deja “un menor espacio para la divergencia regulatoria, lo que facilitará la armonización” y que haya al final un verdadero mercado único de servicios financieros en Europa.

Miguel Martín, presidente de la AEB, cree que la regulación debe evitar crecimientos “desmesurados” de la economía financiera. “No se puede salvar un sistema financiero que es diez veces el PIB del país en el que opera”, argumenta.

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