Por un mundo sin lepra

31/01/2011

diarioabierto.es. La sala cuidArt del Hospital de Dénia acoge hasta el próximo 23 de febrero, la muestra “100 años trabajando por un mundo sin lepra” que recoge el siglo de vida de la Asociación Fontilles

La exposición hace un repaso por la historia de Fontilles hasta nuestros días.Para este trabajo se han recopilado multitud de documentos, tanto escritos como gráficos, incluso testimonios personales de los enfermos y sus familiares, así como de los trabajadores del centro.

Tiene una estructura temática; los enfermos, la llegada, el ocio, las relaciones entre sexos, los conflictos, jesuitas y terciarias, los médicos, los voluntarios, las relaciones entre los enfermos y los sanos.

Todo comenzó al escucharse el lamento de un enfermo de lepra

Corrían los primeros años del siglo XX cuando la lepra hacía mella en la población española. En la comarca de la Marina Alta todavía se conservan en muchas localidades las casas que se utilizaron para reclutar y aislar a los enfermos de lepra. Esto, en el mejor de los casos. En los peores, las personas afectadas por esta enfermedad vivían en las afueras de los pueblos en plena naturaleza o al abrigo de alguna cueva, en la montaña.

Cuentan que una noche de verano cenaban al aire libre el terrateniente Joaquín Ballester con el jesuita Carlos Ferrís. A lo lejos se escuchaba el lamento de un enfermo de lepra que habitaba en una cueva a las afueras de un pueblo del Vall de Laguar. Ambos personajes, sensibilizados con aquella vivencia, se propusieron crear un lugar para que estas personas no sólo fueran tratadas de su enfermedad, sino que vivieran en un entorno donde no fueran marginados, donde aprendieran oficios para su posterior reinserción social.

Así nació Fontilles, una pequeña “ciudad” asomada al mediterráneo, en lo alto de un monte. Rodeada de una muralla por exigencia de los pueblos vecinos, desarrolló una economía de autoabastecimiento donde se podía encontrar: horno, carpintería, herrería, imprenta, encuadernación, zapatería, peluquería, jardinería….

Fontilles no solo supuso un lugar de tratamiento de la enfermedad sino una auténtica microsociedad en donde los propios enfermos formaron sus bandas de música, rondallas y grupos de teatro.

Aquí los pacientes podían constituir su propio núcleo familiar en el pabellón de matrimonios. Hubo relaciones entre los propios enfermos, pero también parejas mixtas entre enfermos y personas exentas de la enfermedad; incluso la documentación oral que se ha recogido habla de una conocida historia de amor entre enfermera y enfermo.

Hasta Fontilles llegaban pacientes de toda España. Hoy en día es el único centro especializado en leprología que existe en el país. Todavía quedan enfermos, ya curados pero que, marginados socialmente cuando recibieron el alta, volvieron a Fontilles donde, durante gran parte de su vida, encontraron un hogar, una gran familia.

Centro de Investigación

Hoy por hoy Fontilles acoge algunos pacientes ya curados. Uno de los pabellones es ahora una Residencia de la Tercera Edad. Y parte de las instalaciones se dedican a la investigación y la docencia.

Esta última actividad comenzó a finales de los años cincuenta y, desde entonces, ha contribuido a la formación de más de dos mil profesionales sanitarios. La Asociación Fontilles dedica parte de sus recursos a formar a sanitarios de toda España no solo en lepra sino en distintos tipos de en enfermedades tropicales. Tras cien años de actividad, Fontilles sigue desarrollando esa labor social a través de la solidaridad y sigue contribuyendo, por medio de la investigación, la formación y la cooperación internacional, a combatir la lepra y sus efectos en Asia, África y América.

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