A Zahir Belounis le costó un año abandonar Qatar. Ni siquiera su nacionalidad francesa consiguió salvarle de la ira de sus patronos. “En parte me han destruido”, declaró tras salir del país en noviembre, en compañía de su mujer y sus dos hijas. Detrás quedaba un enfrentamiento laboral. Y la cruel ‘kafala’, el sistema de visados que convierte en esclavos a las riadas de trabajadores que acuden al país del Golfo, atraídos por las gigantescas obras de construcción de estadios e infraestructuras con ocasión de la Copa del Mundo de Fútbol en 2022.
El ‘caso Belounis’ resonó de nuevo esta semana en las bóvedas del Parlamento Europeo. La Eurocámara celebró una sesión en torno a las duras condiciones de vida que deben soportar los inmigrantes que trabajan en Qatar. La Confederación Sindical Internacional (CSI) cifra en 1,4 millones el número de los indios y nepalíes que trabajan en Qatar, una buena parte empleados en el ambicioso programa de infraestructuras diseñado por la monarquía del país del Golfo con vistas a la Copa del Mundo de 2022. El trabajo se realiza en “condiciones inhumanas”. Un sistema que linda con la esclavitud, según denuncian, y que, de seguir, terminará con la vida de 4.000 de estos inmigrantes “antes de que se patée el primer balón”, afirma , Sharon Burrows, responsable de la CSI.
“Qatar es un estado esclavista para 1,4 millones de emigrantes”, clamó la sindicalista durante la sesión parlamentaria, centrada en las duras condiciones de vida y de trabajo denunciadas en Qatar. “Para que la Copa del Mundo se celebre en Qatar en 2022, el Gobierno debe abolir el sistema de la ‘kafala‘”, reclamó.
La ‘kafala’ es un sistema de concesión de visados que pone en manos de los patronos la llave para que los trabajadores puedan salir del país. «Pueden imaginar que cada empleado en Qatar se lo piensa dos veces antes de denunciar a su empleador», denunció el futbolista franco-argelino Belounis, víctima de este sistema.
De hecho, la kafala convierte a cada asalariado en casi una propiedad de su patrón. Un situación que ha sido denunciada también por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), desde donde se intenta que cesen las “inaceptables condiciones de vida y trabajo” que sufren los inmigrantes en Qatar, y las “violaciones de derechos humanos”, mano de obra empleada en la construcción de los estadios e infraestructuras donde se celebrará la Copa del Mundo, en 2022.
El problema viene de lejos. Pero las autoridades qataríes han hecho oídos sordos de las denuncias internacionales. “Persisten dos preocupaciones”, lamentó el director adjunto de la OIT, Gilbert Houngbo, durante la comisión celebrada en la Eurocámara a fin de enjuiciar la respuesta de Qatar a las quejas, y que hasta ahora se limitado a la publicación de una Carta de los Trabajadores, sin demasiado respaldo legal que vele por su cumplimiento.
El Gobierno qatarí debe implicarse más en resolver estos problemas, dijo el representante de la OIT. Y es que de nada sirve la buena voluntad cuando esta no se traduce en legislación nacional, añadió, tras pedir, en su jerga diplomática, que el Gobierno de Qatar instaure “mecanismos para velar por el cumplimiento de la ley”.
Las reclamaciones de la OIT, y el ejemplo de Houngbo, se referían ni más ni menos que a dos de los problemas más importantes denunciados en relación con Qatar. La retención de los pasaportes y la repatriación. También es “vital”, continuó Houngbo, que los trabajadores puedan hacer escuchar su voz “sin miedo a represalias”, dijo. “Si los trabajadores no tienen una vía para expresar sus problemas sin temor”, agregó, las medidas ya implantadas por Qatar “no serán eficaces”, concluyó, tras reiterar la necesidad de “compromiso claro” por parte de las autoridades de Qatar.
“Trato infrahumano”, según la CSI
El escándalo es de tal magnitud que los sindicatos han pedido que se impida la celebración del Mundial de Fútbol en Qatar, un Estado “que esclaviza a sus trabajadores”, según clamó Sharan Burrow, responsable de la Confederación Sindical Internacional (CSI), también en la Eurocámara. Además, la organización reclama al Parlamento que exija cuentas a las empresas europeas implicadas en la licitación de las obras para los estadios que precisa la Copa del Mundo en Qatar, y cuya valoración, junto a otras infraestructuras, se cifra en miles de millones de dólares.
La organización sindical ha pedido a la FIFA, la Federación de Fútbol internacional, que dé marcha atrás y se lleve del país árabe el Mundial. En caso contrario, “si deciden seguir en su empeño de celebrar la Copa del Mundo en un Estado que esclaviza a sus trabajadores, van a conseguir traer la vergüenza al juego del fútbol”, concluyó Burrows.
Recomendaciones de la OIT
Qatar ha recibido recientemente severas críticas procedentes de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). El organismo de la ONU encargado de velar por los derechos laborales recriminó al Estado qatarí su escasa interés por mejorar las condiciones de vida de los trabajadores. Más de 1,4 millones de personas procedentes de Nepal e India sufren condiciones de trabajo atroces mientras construyen los estadios y el resto de infraestructuras necesarias para la Copa del Mundo del 2022, según denunció la Confederación de Sindicatos Internacional (CSI).
Según la OIT, Qatar ha escuchado alguna de las recomendaciones sobre retención de pasaportes, o la prohibición de recaudar los depósitos de los trabajadores, la protección de los salarios y algunos aspectos sobre las horas de trabajo. Un comité supremo de organización y legado de Qatar fue el organismo que lanzó estas normas de protección de los trabajadores (WWS, en sus siglas en inglés.
Pero la Organización echa en falta avances sobre aspectos fundamentales en el derecho del trabajo, como la libertad sindical, la negociación colectiva. Tampoco se ha establecido un salario mínimo.
Por su parte, y a pesar de las denuncias, la FIFA, la Federación de Fútbol Internacional ha hecho oídos sordos ante las denuncias del trato a los inmigrantes que construyen las infraestructuras para la Copa del Mundo en 2022.
Sindicatos, defensores de los derechos humanos y hasta la ONU han presentado pruebas de los abusos perpetrados contra los trabajadores inmigrantes en Qatar. En una sesión en el Parlamento Europeo, denuncian que los trabajadores no cuentan con represetanción adecuada en los centros de trabajo. Ni pueden emitir sus quejas sin miedo a represalias.
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