Hace algunos años descubrieron que la actriz Sarah Jessica Parker tejía en el set entre descanso y descanso. Y no solo ella: en 2009-2010 lo de ver a gente tejiendo en el metro, en parques o en bares era algo muy común en Nueva York, relata Alberto Bravo, uno de los socios de la empresa española We are Knitters (literalmente, somos tejedores). Por eso, que esa afición diera el salto a España no iba a ser cuestión de mucho tiempo. “Nuestra idea de negocio surgió en aquel momento, durante aquel viaje a Nueva York. Vimos que allí estaba muy extendido y que era tendencia y que no tardaría en serlo en España”, comenta. Y en efecto, no se equivocó: hoy no es extraño ver tejiendo a alguna joven en el metro, lo del tejer, con dos agujas o con una (crochet), ya no es patrimonio único de abuelitas que se sientan alrededor de la mesa camilla.

Ni Alberto ni su socia, María José Marín, fundadores de esta pyme, tenían experiencia previa ni como emprendedores ni como tejedores: todo lo contrario, venían de la auditoría en una gran consultora internacional. Pero les gustaba la moda y cuando vieron que mucha gente tejía al otro lado del Atlántico, se dijeron, ¿por qué no aquí?

En la actualidad trabajan en la empresa 12 personas. Venden en toda España pero sobre todo, fuera de nuestras fronteras: “Un 53% se va fuera, a países menos cálidos que España y con más tradición en esto del tejer. Alemania y Francia compran mucho”, comenta. La lana y el algodón los traen de Perú: “Las calidades son muy buenas, los tintes naturales, etc”.

En su página web se pueden comprar ovillos sueltos, agujas, patrones y sobre todo, prácticos kits para hacer tú mismo la prenda que quieras (por ejemplo, el kit de un cardigán cuesta 78 euros). Los hay de gorros, guantes, cuellos… Algunos de sus kits pueden encontrarse también en El Corte Inglés. En la home también hay prácticos tutoriales para llevarte de la mano en la labor.

¿Quiénes son sus clientes? “Tenemos tres grupos identificados: las mujeres de 25 a 40 años, otras más mayores que ya saben tejer y vienen a comprar ovillos y por último, los que compran los kits para regalar”, añade. Aunque en volumen venden más ovillos, a nivel facturación los kits se llevan la palma.

En sus inicios, la empresa se llevó un premio como emprendedores de Icade y después les ha llegado otra ayuda de Enisa.

En 2013 recibieron unos 5.000 pedidos. ¿Por qué todo el mundo se ha puesto ahora a tejer? “Por supuesto, hay un factor moda, pero creo que sobre todo es una respuesta del público hacia este mundo tan moderno lleno de pantallas. Genera una gran satisfacción personal este tipo de trabajo con las manos”, finaliza. Y tú, ¿tejes?