A ello se añade una provisionó 30 millones de euros en previsión de la salida del grupo de Puerto Rico, un mercado «no estratégico para la cadena», explicó la cadena de la familia Escarrer.
Meliá completó en septiembre de 2013 una emisión de obligaciones convertibles o canjeables por valor de 50 millones de euros, que se sumaron a los 200 millones de euros emitidos en marzo del mismo pasado, para dotarse de mayor liquidez.
Este impacto extraordinario responde a la obligación contable de incluir la valoración de la opción de pago en efectivo que, aunque suprimida en diciembre, generó pérdidas contables en su balance anual, un efecto «con nula afectación a tesorería», aclaró la cadena.
Antes de descontar esta valoración, el resultado operativo de la compañía alcanzó los 39,3 millones de euros. En base comparable, la cadena sitúa su beneficio proforma en 33 millones de euros.
Meliá aseguró que este efecto se transformará en «positivo» durante 2014, ya que el bono convertible vence a final de este año y podrá abonarse en acciones, en parte procedentes de la autocartera, y en parte de una ampliación de capital, lo que redundará en «una importante reducción de deuda».
En 2013, la cifra de negocio de la cadena hotelera balear alcanzó los 1.362,4 millones de euros, lo que supone una mejora del 2% con respecto al ejercicio anterior.
El resultado de explotación del grupo alcanzó los 159,4 millones de euros, lo que supone una mejora del 6,9%, mientras que el beneficio antes de impuestos alcanzó los 59 millones, un 15,5% menos.
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