Fornesa ha tenido la ‘mala suerte’ de ocupar la presidencia de la entidad después de un personaje tan carismático y tan protagonista en la historia de la caja de ahorros como es Josep Vilarasau.

Ambos estudiaron en La Salle Bonanova de Barcelona. Vilarasau optó por la ingeniería, y Fornesa, por el Derecho. En 1948 se licenció en la Universidad de Barcelona. Entre 1957 y 1975 fue abogado del Estado. Y durante poco más de un año fue delegado de Hacienda en el Ayuntamiento de Barcelona.

Fornesa jugó un papel esencial en la historia de ‘la Caixa’. Entidad a la que lleva vinculado desde 1977. Prácticamente, toda su vida, y en la que ha sido todo: director general adjunto, secretario del consejo, miembro del consejo de administración, presidente, y presidente de honor.

Pero el desempeño de ese papel esencial lo ha hecho, como a él siempre le ha gustado, desde la sombra, huyendo del protagonismo. Primero, facilitando la fusión entre la Caixa de Pensiones y la Caja de Barcelona, que dio lugar a la actual ‘la Caixa’. Luego, en el enrevesado proceso para que el director general de ‘la Caixa’, Josep Vilarasau, pudiera ocupar la presidencia de la entidad. También tuvo mucho que ver su fineza como abogado del Estado (en excedencia) en la creación de Criteria y luego de CaixaBank. Y luego supo ceder el testigo al actual presidente, Isidro Fainé, director general bajo su presidencia.

En el momento de su fallecimiento, Fornesa era presidente de VidaCaixa, el grupo asegurador de ‘la Caixa’. consejero de Abertis y ocupaba las presidencias de honor de La Caixa, CaixaBank y de Agbar. También era vicepresidente primero de la Fundación La Caixa.

Seguramente el Estado ha perdido un buen abogado, pero la mejor herencia que deja Ricard Fornesa no está tanto en ‘la Caixa’ como en una empresa vinculada al grupo, que presidió durante dos décadas, entre 1979 y 2003. Es la transformación de una empresa concesionaria del suministro de agua en Barcelona en un poderoso grupo de servicios con una creciente presencia internacional, de Aguas de Barcelona al grupo Agbar. Y tras esa refundación de la empresa, supo de nuevo cuándo había que ceder el testigo, y ayudó a que Agbar pasara a manos de la multinacional francesa Suez, manteniendo ‘la Caixa’ el 25% restante.

También jugó un papel importante en Colonial, inmobiliaria que presidió entre 2003 y 2005. Nuevamente supo ceder el testigo, y la empresa fue vendida en 2006, un año antes de que estallara la burbuja del ladrillo.

Fornesa ha sido padre de seis hijos. El hijo mayor, Ivo, es escritor, publicó en RBA “El castillo de Saint-Chartier”. Y Mercedes es periodista, con la que tuve el honor de coincidir cuando era jefe de Finanzas de La Gaceta de los Negocios, y ella trabajaba en la delegación de Cataluña.

No sólo ‘la Caixa’ se queda sin memoria. La muerte de Ricard Fornesa deja huérfana a la jardinería. Su gran afición.