Dejamos la sesión bursátil europea con un rumor sobrevolando el cierre: un supuesto ultimátum ruso a las fuerzas ucranianas desplegadas en Crimea para que se rindieran so pena de una acción bélica en toda regla.

Los índices parecían no encontrar un suelo en el que sujetarse y menos después de saberse que los países europeos son reticentes a las sanciones económicas contra Rusia de las que habla abiertamente el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama.

Pues bien, fue desmentir Rusia el rumor del ultimátum y encontrar Wall Street el suelo que necesitaba para parar las caídas y tratar de remontar desde ahí. Y se puso manos a la obra pese a la escasísima credibilidad que ofrecen cualquier desmentido ruso a las informaciones que van llegando.

Supongo que al mercado le interesa creer que la sangre no va a llegar al río y que la escalada de tensión no se va a convertir en una invasión de Crimea por parte de Rusia que abra la espita a las inmediatas sanciones desde Estados Unidos y provoque una nueva división en la UE.

Por si les sirve de pista, en Wall Street creen que se trata de una bravata de Putin pero que en ningún caso se va a arriesgar a una incierta aventura en Crimea, por mucho valor estratégico que tenga para su flota y por mucho de que la minoría rusa sea menos minoría en Crimea que en Ucrania.

Más dudas despierta, en cambio, lo que pueda ocurrir con el Gas Natural, que hoy ha subido considerablemente, igual que el petróleo. Rusia es una potencia exportadora de ambos productos pero su gasoducto pasa por Ucrania, con lo que el futuro se antoja incierto en el caso de guerra abierta. Y recordemos que media Europa depende del gas ruso…

En fin, que la lectura de Wall Street es mala pero no tan mala como la europea, será porque les pilla más lejos y porque tienen menos negocio en Rusia.

Al cierre, el Dow Jones perdió un 0,94%, el S&P 500 un 0,74% y el Nasdaq Composite un 0,72%. Todas ellas malas cifras, pero mucho mejores de lo previsto para media sesión.