Acabamos de conocer las alarmantes cifras del paro en España y ha prendido como la tea la noticia de una oferta de empleo de Alemania que los expertos del Ministerio de Trabajo tildan de “absoluta normalidad”. Tenemos tanta necesidad que cualquier oferta  que nos suene a buena la recibimos como si de una vacuna se tratara.

Y lo cierto es que nuestros jóvenes están todos vacunados y bien vacunados. Pero no circula por sus venas el antídoto al “virus del paro”. Por eso cualquier oferta de trabajo con perspectivas de futuro es bien vista y se recibe con alegría.

Lejos están aquellos años en los que los emigrantes españoles llenaban las fábricas de las principales ciudades industriales de Alemania.  De ellos ya sólo nos queda algún familiar más o menos lejano que ya está más que jubilado y aquella película de Pedro Lazaga  titulada “Vente a  Alemania Pepe”, que periódicamente nos ponen en televisión.

Hoy, a través de Internet, cualquiera puede entrar en el portal del Servicio Público Estatal de Empleo, el antiguo INEM, que recoge la colaboración que ha iniciado con el Servicio Público Alemán para reclutar profesionales españoles dispuestos a marcharse a trabajar. Esta oferta sólo va dirigida a las áreas de ingeniería, sanidad, educación, hostelería y turismo, aunque dejan abierta la puerta a otros sectores.

Pero esta oferta incluye un requisito indispensable y poco común en nuestro país. Hay que tener un nivel medio de alemán. ¿Y quien habla alemán en España? Pues muy pocos, porque aquí nos hemos empeñado en estudiar inglés y a lo sumo francés. Y ahora está de moda el chino, por aquello del poderío de la economía del país asiático.

Así pues, la oferta de empleo ha provocado una avalancha de nuevos estudiantes de alemán a lo largo de toda la geografía española,  que ha llenado determinadas academias  y posiblemente obligará a crear nuevos grupos de estudio de la lengua de Ángela Merkel. Se trata de aprender alemán, aunque no se llegue a esta oferta, pero que permita acudir a convocatorias futuras.

Al menos, nos queda el consuelo de que gracias a la existencia de ofertas de trabajo para españoles en Alemania puede ampliarse el negocio de las academias españolas y aumentará también la demanda de profesorado especializado afincado en nuestro país. Está cada día más claro que tendremos que hablar más en alemán.