La mañana había sido relativamente tranquila y nada hacía presagiar la vorágine en la que se meterían los índices europeos desde las dos de la tarde.

Aunque ha habido quien ha tratado de camuflar el asunto con el dato de empleo americano hablando de que el aumento del empleo hace más posible que la Fed siga retirando estímulos y se acerque más a la hora de comenzar a elevar los tipos de interés, lo cierto es que todo es debido a los persistentes rumores de tensión en Ucrania y el ‘contagio’ a otras zonas cercanas a Rusia que temen episodio semejantes al vivido por Ucrania.

Respecto a lo segundo, poco hay que decir. Nada de los que se rumoreaba por el mercado ha sido confirmado por fuentes siquiera bien informadas, pero el miedo es libre y el fin de semana, largo.

Y sobre los estímulos y la Fed, volvemos al hartazgo. Ahora que no hay noticias realmente ‘mayores’ que llevarse a la cara, todos vuelven sus ojos a la QE3 y los tipos de interés. En definitiva, hacia una Fed en la que ya han comenzado las discrepancias públicas entre Fisher y Yellen.

Cuentan quienes saben de esto que el aumento del empleo puede ser atribuido a la mejora de las condiciones climatológicas y que es compatible con un ligero aumento de la tasa de paro en una décima por causa del aumento de la fuerza laboral , así que Yellen estará dando saltos de alegría. De un lado, mejoran los datos de empleo y de otra la tasa de desempleo vuelve a alejarse de la barrera del 6,5% en la que se supone que la Fed empezaría a plantearse subir los tipos de interés.

En definitiva, por el empleo americano no fue. Apunten al miedo y a la rumorología para intentar comprender lo ocurrido en unos mercados europeos en los que el Dax sigue de capa cada vez más caída.

Al cierre, el Dax perdió un 2,01%, el FTSE un 1,12%, el CAC un 1,15% y el Ibex un 1,36%. Es lo que ocurre cuando los rumores pueden más que las noticias.