El ministro alemán de Finanzas, Wofgang Schäuble, afirma que ha llegado «al límite» de las concesiones que está dispuesto a hacer sobre el nuevo mecanismo de liquidación de bancos en crisis, y que si el Parlamento Europeo no cede, no habrá acuerdo para completar la unión bancaria en esta legislatura. Ésta termina en abril, ya que hay elecciones entre el 22 y el 25 de mayo.
Alemania echa, de nuevo, un órdago o un pulso al resto de Europa. Ya impuso que el mecanismo único de liquidación estuviera formado por compartimentos nacionales durante un período transitorio de diez años. Pero tanto el Banco Central Europeo como el Parlamento Europeo quieren acortar ese plazo, y aumentar la dotación del fondo de liquidación.
El Ecofin aprobó el martes 11 de marzo reducir los diez años a entre siete y ocho, pero no acepta los tres años que quiere el Parlamento Europeo. También se permitirá que el fondo de liquidación pueda captar en los mercados recursos si se queda sin ellos, pero el Ecofin rechaza que cuente con avales públicos como defiende el Parlamento. Los ministros de Economía de la Eurozona tampoco ceden en que deben ser los Gobiernos los que tengan la última palabra sobre el cierre de un banco, y no la Comisión Europa, como quieren los eurodiputados.
El ministro de Finanzas griego, Ioannis Stournaras, y el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, viajarán el viernes 14 de marzo a Estrasburgo para una ronda final de negociaciones con el Parlamento Europeo. Éste ya había avisado que sin más concesiones del Ecofin no habría acuerdo.
El tiempo se agota, ya que si no se alcanza un compromiso en los próximos días, la unión bancaria se retrasará hasta 2015, incumpliendo así el compromiso asumido por los líderes europeos.
Pero las posturas están muy enconadas. «Hemos llegado a nuestros límites», proclama Schäuble. «El Parlamento Europeo tiene que moverse mucho porque en caso contrario no lograremos una decisión, seamos muy claros, y no habrá reglamento«, amenaza. Argumenta que la quiebra de un banco la tienen que asumir sus accionistas y el sector, no los contribuyentes. «No tiene sentido trasladar la factura de los contribuyentes de un Estado miembro a otro Estado miembro», insiste, rechazando que el fondo de liquidación pueda endeudarse o recurrir al Mecanismo Europeo de Estabilidad (Mede).
El ministro alemán de Finanzas sólo se ha mostrado dispuesto a acortar de diez años a ocho el plazo para crear el fondo de 55.000 millones. El comisario de Servicios Financieros de la Comisión Europea, Michel Barnier, respalda que el plazo sea de ocho años, pero cree que la mutualización debe ser más intensa al principio para que disponga de recursos suficientes desde el primer momento.
El vicepresidente del BCE, Vítor Constâncio, cree que el fondo debe contar con dinero, y eso es más importante que acortar los plazos para la mutualización. En esa línea, el ministro de Economía español, Luis de Guindos, considera que «mutualizar muy poco dinero es inútil». «Debemos enviar un mensaje muy claro que durante los primeros años del fondo tendremos la capacidad de responder a cualquier circunstancia, independientemente de cuánto dinero haya en el fondo», argumenta.
De Guindos descarta un nuevo Ecofin
«Estoy convencido de que se va a aprovechar para llegar a un acuerdo antes de que acabe el periodo de sesiones», precisa De Guindos, que descarta que vaya a ser necesaria una nueva reunión del Ecofin. Pero si las negociaciones con el Parlamento Europeo fracasan, será necesario un nuevo encuentro de ministros de Economía para fijar posturas.
De Guindos calcula que la aportación de la banca española al fondo de liquidación de bancos en quiebra «va a estar entre el 10% y el 15%» de los 55.000 millones totales, «sabiendo que nuestro PIB supone el 11-12% del conjunto de la unión monetaria».
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