Después de pactar una propuesta de convenio entre la banca española acreedora de Pescanova y los hasta ahora principales accionistas de la compañía -Damm y Luxempart-, el riesgo de ruptura se acelera. Desde los últimos días los rumores apuntaban a divergencias y acusaciones a los citados socios por parte de la banca por no haber respetado los acuerdos alcanzados en el que debería ser el convenio de acreedores. La redacción del documento no recoge, se señala, algunas de las condiciones establecidas por la banca para el convenio de acreedores.

Estas entidades, entre las que se encuentran Banco Sabadell, Popular, Novagalicia, CaixaBank, Bankia y BBVA que son los representantes de la banca española y portuguesa, advierten que podrían desvincularse del preacuerdo.

El conflicto estalla cuando, por la dificultad para obtener apoyos suficientes -una vez que se había producido una alianza entre la cervecera que controla la familia Carceller y los acreedores, se retiraron otras posibles ofertas. Una de ellas estaba formada fondos de capital riesgo y representada por el ex ministro de Defensa, Eduardo Serra.

La oferta de Damm, que logró ser elegida por unanimidad por el consejo de administración, puede que no sea la solución a la crisis que atraviesa la empresa gallega. Pero lo que es peor es que ya no queda tiempo para otra opción. El plazo de aceptación del convenio concluye el 1 de abril, y ahora la única esperanza es que los bancos y los accionistas alcancen un acuerdo con la mediación de KPMG, que ratificó ayer martes las sospechas de la banca sobre los cambios introducidos.

Uno de los puntos aceptados por la banca es una quita media del 70% en la deuda que se eleva a más de 4.000 millones de euros, un inyección de capital de 42 millones y 86 millones de créditos.

En este contexto, el juzgado número 1 de lo mercantil de Pontevedra que tramita el concurso de Pescanova ha notificado este miércoles una providencia en la que establece un plazo de tres días para que se subsanen los defectos apreciados en la única propuesta presentada para hacerse con la multinacional pesquera.

Esta propuesta plantea que el consorcio empresarial, controlado por Damm y Luxempart, contará con al menos del 30 % del capital, mientras que el resto lo tendrán los acreedores que financien y capitalicen créditos, así como accionistas minoritarios, que se quedarán con el 4,8999& . De esta forma, Nueva Pescanova tendrá en su capital a los accionistas de la antigua Pescanova (a los que se les reconoce una participación del 4,99% del capital.

Pero hay otro punto básico: el juez rechaza el veto de Damm a la entrada de nuevos accionistas. Esta alegación fue instada por los propios bancos, que eligieron a Damm como gestor de la compañía, pero quieren evitar que el grupo de Carceller tenga un control excesivo.