Hasta 90.000 españoles se encuentran afectados por enfermedades causadas por el amianto. Trabajadores que en muchos casos, desconocen su enfermedad, aunque han permanecido años en contacto con el material. El sindicato UGT propone para ellos la creación de un fondo de ayuda. Una compensación que ayude a los trabajadores y sus familias, a veces también afectadas por estas enfermedades -causadas tras aspirar las fibras del material- a superar sus problemas. Entre ellos, según denuncia el sindicato, la incomprensión oficial.

UGT calcula que entre 60.000 y 90.000 personas podrían haberse visto afectadas en España por la exposición al amianto. A finales de los años 90, el estudio europeo ‘Carex’ cifraba en 56.000 el número de trabajadores expuestos. Por su parte, el ‘Programa integral de vigilancia de la salud de los trabajadores expuestos al amianto’ (Pivistea) reconoce un total de 35.630 trabajadores registrados.

La disparidad de cifras es consustancial al problema de las enfermedades causadas por el amianto. Y es que estas dolencias permanecen latentes en muchos casos durante años. Usado como aislante, este material desprende unas fibras microscópicas que, tras ser aspiradas, pueden alojarse durante 20 o 30 años en los pulmones de sus víctimas, sin que estas desarrollen ninguna enfermedad.

El amianto produce en el organismo dolencias como cáncer, obstrucción pulmonar o fibrosis. Se calcula que un tercio de los trabajadores que han entrado en contacto con el amianto contraerá alguna enfermedad, aseguran desde la Asociación de Víctimas del Amianto de Euskadi.

Fibras mortales

Aunque no solo afecta a los trabajadores. También a sus familias. El asbesto o amianto se ha utilizado como aislante en la construcción de edificios y en la fabricación de barcos, entre otras actividades. En la comarca de Ferrol, se han documentado casos de mujeres ‘contaminadas’ por el amianto. Aunque no trabajaban en un entorno hostil, estas mujeres enfermaron tras aspirar las fibras del material que viajaban hasta sus casas alojadas en los monos de trabajo de sus maridos y que ellas se encargaban de lavar.

Otro impedimento a la hora de registrar la incidencia del amianto en la salud de los trabajadores es, según los sindicatos, las diferencias entre las comunidades autónomas a la hora de comunicar los casos. En primer lugar, existe disparidad de criterios. Además, UGT denuncia que los Gobiernos autonómicos carecen de los medios necesarios para contrastar la información que suministran los empresarios.

Solo en la región naval de Ferrol se han detectado más de 7.000 casos, según CCOO de Galicia. Aun así, pese a lo abultado de la cifra, el sindicato considera que este registro representa tan solo la “punta del iceberg”. Pronto aflorarán muchos casos, vaticinan.

Un fondo de compensación

Para UGT, ni las administraciones ni las organizaciones empresariales han mostrado hasta ahora “interés suficiente” por solucionar el problema de las enfermedades provocadas por un material cuyo uso estuvo permitido en España hasta el año 2002.

Por eso, el sindicato que dirige Cándido Méndez pide que se cree un fondo de compensación para las víctimas del amianto. La ayuda permitiría afrontar a los afectados los graves daños en su salud. Y la incomprensión por parte de las instituciones.

Los trabajadores víctimas del amianto son “ignorados” por las Mutuas y la Seguridad Social. Según UGT, estas personas son obligadas a pasar por un calvario en su intento por lograr que se reconozca el origen laboral de sus sus enfermedades. De hecho, en el registro de enfermedades profesionales tan solo figuran 540 casos registrados entre los años 2007 y 2012.

Para UGT, el escaso reconocimiento legal de las enfermedades laborales provocadas por el amianto refuerzan la “necesidad” de que se cree un fondo nacional de ayuda.