La tensión en los departamentos de nóminas que generó en diciembre la nueva norma que obliga a cotizar por conceptos antes excluidos, como los planes de pensiones o los cheques restaurante, se ha trasladado a los departamentos de Legal. En las empresas que desean recortar los pagos en especie -encarecidos de golpe un 30% con la nueva norma-, los abogados no saben qué hacer. La efusividad normativa del Gobierno y su difícil encaje legal dificultan el recorte de estos pagos en especie, advierten desde Cuatrecasas Gonçalves Pereira, el despacho de abogados.
El bufete de abogados, que asesora sobre todo a grandes empresas, lamenta el “desincentivo” que supone la nueva cotización a la Seguridad Social por conceptos antes excluidos como los planes de pensiones, seguros, cheques restaurante y guardería, pagos en acciones, comedores de empresa, y otros conceptos que están sujetos ahora a cotización.
Tras la aprobación de la norma el pasado mes de diciembre, el Gobierno ha concedido a las empresas hasta el 31 de mayo de plazo para regularizar sus pagos a la Tesorería de la Seguridad Social. Sin embargo, tras la revolución que supuso encajar en las nóminas la nueva normativa, ahora llega el turno de afrontar el laberinto judicial que supone recortar los beneficios.
“Muchas empresas nos comunican que van a renunciar a estos pagos en especie”, advierten desde Cuatrecasas. Sin embargo, no es fácil emprende el camino de vuelta. Cada beneficio social está cosido a la nómina con diferente hilo. Así, algunos se incluyen en el contrato de cada trabajador. Otros se negociaron colectivamente en un convenio. Finalmente, para complicar más la situación, los seguros y planes de pensiones se encuadran en un marco legal diferente.
Así los abogados advierten que las empresas deben recurrir a vías distintas en función del beneficio a recortar. Si la retribución en especie que se desea rebajar está incluida en el contrato, las compañías están abordando el recorte mediante modificaciones sustanciales de condiciones de trabajo invocando el artículo 41 del Estatuto de los Trabajadores. En este caso, los empresarios tienen asegurado el éxito, pues basta su voluntad para que se apruebe como modificación sustancial de las condiciones del contrato.
En cambio, si el pago en especie se negoció en un convenio colectivo, las empresas deben entonces recurrir a un procedimiento de ‘descuelgue’, una vía más difícil, y que se resolverá, en caso de desacuerdo, en la Comisión Nacional de Convenios Colectivos. Un camino que, sin embargo, en general -incluyendo todos los casos de descuelgue y no solo aquellos que se refieren a pagos en especie- apenas se viene utilizando, según subrayan desde el despacho de abogados. “Puede haber dificultades a la hora de implementar esta medida”, explica Iñaki Jabato, socio del despacho.
Un tercer caso se plantea cuando la empresa lo que desea es rebajar su aportación a un seguro o plan de pensiones. En este caso, el camino legal es “dudoso”, alertan. Estos productos financieros están sujetos a una legislación diferente. Y no se sabe muy bien cuál es el camino a elegir. Hay no obstante una sentencia producida desde el orden de lo Social que avala un recorte de planes de pensiones mediante el artículo 41, pero, advierten desde Cuatrecasas, este es un proceder “dudoso” y que no está exento de incertidumbre sobre su resultado final, cuando se sustancien los recursos.
La cotización por los pagos en especie es para el despacho una mala idea que encarece de golpe estos beneficios sociales un 30%, y “desincentiva” por tanto su su utilización. Vigente desde diciembre, la norma obliga además, según recuerdan, a informar las empresas con detalle a la Seguridad Social sobre la retribución total del trabajador, ya sea en especie, o en forma monetaria.
La inversión vuelve a España
Por otro lado, el despacho de abogados informó sobre sus últimos contactos con clientes internacionales, que se interesan por invertir en España. “Nuestra impresión es que estamos mejor que hace dos años”, advierte Francisco Conde, del área de Laboral.
Ha descendido el número de expedientes de regulación de empleo, que afectan además a un número inferior de personas. “Hace dos años las empresas llegaban en una situación de emergencia”. Ahora abordan una tercera o cuarta ronda de despidos. “Ya han hecho las grandes reformas. Estos son los últimos coletazos de la crisis”, aventuran.
No obstante la mejora se nota poco todavía en los despidos individuales, matiza, Juan Bonilla, socio de la firma, quien recuerda que esta es la vía de salida más frecuente de una empresa – un 80% – para sus trabajadores.
Otro ángulo de la recuperación lo muestran las consultas de inversores internacionales. “No son fondos buitre o ‘private equity’”, que compran empresas para trocearlas y venderlas, advierten. Los contactos actuales son de empresas “de la economía real”. Invierten porque quieren operar en España, señalan. “Es algo positivo. Y un cambio de tendencia”, concluyen.
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