Si las grandes marcas lácteas no pagan bien por tu materia prima, es decir, la leche, innova para vendérsela directamente al consumidor final. Eso es lo que ha hecho esta pyme del Norte.
Seguro que le suena esa imagen de las casas en los países anglosajones en las que el lechero deja por las mañanas la botella de leche en la puerta.
Una empresa de Santander ha conseguido innovar en su actividad y, no le dejan las botellas de leche fresca en la puerta de casa, pero el consumidor puede ir a las distintas “cabañas de reparto” a por su leche fresca todos los días. Cómodo, práctico y económico y una forma bastante innovadora de distribuir la leche de su ganadería y de darle una vuelta de tuerca a una actividad tradicional como es la ganadería. Estamos hablando de Grupo Entrecanales, una empresa familiar situada en la parte occidental de Cantabria que no solo vende leche a través de máquinas expendedoras (leche de la ganadería Cudaña) sino que además venden embriones y novillas de gran calidad genética (son el 2º mejor criador nacional), fabrican y comercializan la máquina expendedora de leche, asesoran sobre técnicas de confort animal, etc. Más diversificación, imposible.
“Tienes que venir a probarlo: vas a la máquina, metes una moneda y tu botella (si no tienes botella, la propia máquina te da una) y te llevas tu leche pasteurizada”. Ese fue el reclamo para que pasásemos a buscar una de las máquinas expendedoras de esta empresa, que se ha llevado algún que otro galardón a su idea como el Premio a la Innovación en el sector Lácteo. Disimuladas en cabañas de madera, para que la arquitectura no rompa con el entorno, se hallan las máquinas (hay un total de 9 repartidas por Cantabria). El uso es de lo más sencillo: por 1 euro, te llevas un litro de leche. Con botella, 1,20. Cinco litros: 4 euros. Y la leche está riquísima, de sabor nada fuerte para ser entera: “Eso es porque cuidamos mucho la alimentación de las vacas. Es una leche que tiene muy poca grasa”, comenta Eloy Entrecanales, uno de los seis hermanos, tercera generación ya, que está al frente del negocio familiar.
¿Cómo surgió esta idea de crear máquinas expendedoras de leche? “En el mercado hay muy pocos compradores, y muy potentes, pero como fijan el precio entre ellos no funcionan las leyes de oferta y demanda. No compiten entre ellos sino que se alían. Hasta 2011 el comprador se llevaba nuestra leche y nosotros no sabíamos cuánto íbamos a cobrar por ella”, comenta Eloy. Y en efecto, eso no hay actividad comercial que lo soporte: “Recuerdo que un año de un mes para otro, la bajada del precio nos hizo perder 7.000 euros”, añade. Y hasta ahí hemos llegado se dijo: “Habíamos visto máquinas expendedoras en Italia, en una feria, pero allí se puede vender leche fresca, y aquí tiene que ser pasteurizada o sea que la tecnología italiana no nos servía”, cuenta. Así que ellos mismos se pusieron a probar y acabaron diseñando la máquina que se encarga de vender su leche al consumidor final. Hasta el software es cosa suya, el todo, patentado. La forma de funcionamiento es sencilla: el ganadero llama por la mañana a la máquina y ésta le dice, a través de un sms, cuántos litros de leche quedan. Con esa información el ganadero sabe perfectamente cuántos litros de leche del día, pasteurizada, tiene que llevar a cada máquina que tienen una capacidad total de hasta 900 litros. Además, las venden a otras ganaderías.
Y como innovar es lo suyo, también están montando en la actualidad una quesería. Quizás dentro de poco veamos quesos en esas cabañas de madera…
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