Miren que me meto a veces con Bernanke, pero desde hoy prometo ser más mesurado en mis comentarios sobre el jefe de la Fed. Les cuento el por qué de mi cambio de actitud y lo van a comprender enseguida.

Estaba la botella medio vacía, con el S&P 500 perdiendo de nuevo los 1.300 puntos tras una caída en vertical de las de asustar en pocos minutos y el Dow por debajo de los 12.000 puntos que tanto le costó conquistar, cuando el bueno de Bernanke se le ocurrió una genialidad. Por una vez dijo algo y los mercados lo interpretaron en positivo.

Miren que que sólo dijo que veía la botella medio llena, aunque no significa eso que los muchos peligros que acechan hayan desaparecido, ni mucho menos. Y los índices americanos han terminado la jornada en positivo tras una escalada imponente y un sprint final digno de los mayores elogios. Habló el jefe y los inversores se olvidaron de Egipto y de todo lo que sea accesorio, valorando el optimismo prudente de un personaje que nunca es optimista.

Ya les digo, al final, todos en máximos de nuevo tras subir un 0,17% el Dow Jones, un 0,18% el Nasdaq Composite y un 0,24% el S&P 500, que se quedó a las puertas por muy poquito. ¿Se contagiarán los europeos mañana del renacido optimismo?