El Fondo Monetario Internacional (FMI) considera que el problema de las entidades financieras «demasiado grandes para caer», sistémicas en la jerga del sector, sigue aún sin resolverse. El punto de partida de su análisis, incluido en el capítulo III de su informe sobre Estabilidad Financiera Global es que los bancos sistémicos siguen contando con una alta probabilidad de que el Estado finalmente acuda en su ayuda en caso de dificultades, lo que representa una ventaja competitiva en relación con las entidades más pequeñas y puede conllevar la asunción de mayores riesgos.
Para evitar esto, el FMI plantea que los Gobiernos apliquen algún tipo de tasa a estas entidades que pudiera servir para costear, al menos parcialmente, la factura de un hipotético rescate y, al mismo tiempo, limitar en cierta medida el atractivo de ganar tamaño. «Los impuestos a los bancos pueden recaudarse para financiar explícita o implícitamente un fondo de resolución bancaria y, si se liga a las responsabilidades, para desincentivar que las entidades ganen demasiado tamaño», argumenta el Fondo.
Ante la práctica imposibilidad de descartar los rescates o al menos un cierto grado de protección pública, ese impuesto a los bancos «pueden permitir al Estado recuperar parte de las ayudas y reducir el interés de los bancos en alcanzar el estatus de entidad sistémica«.
De llevarse a cabo esta propuesta del FMI, los dos bancos españoles incluidos en la relación de entidades sistémicas, el Santander y el BBVA, tendrían que asumir una tasa, además de soportar mayores exigencias de capital precisamente por ser grandes, aunque menores que otras entidades aún mayores.
Ventaja competitiva por ser grande
La protección de hecho que los bancos demasiado grandes para caer reciben de sus Estados favorece la excesiva toma de riesgos y genera unos costes elevados para el sector público, señala el FMI en su análisis.
«Ya que los acreedores de los bancos sistémicamente importantes no asumen el coste completo de una quiebra, están dispuestos a proporcionar fondos sin prestar demasiada atención a los perfiles de riesgo de los bancos y, de este modo, estimulan la toma de riesgos y el endeudamiento», argumenta el Fondo
«De este modo, los bancos sistémicamente importantes gozan de una ventaja competitiva sobre las entidades de menor importancia sistémica y pueden involucrarse en actividades de mayor riego, incrementando así el riesgo para el sistema«, insiste el informe.
El FMI reconoce que este problema puede haberse agravado en la crisis financiera, especialmente tras el colapso de Lehman Brothers en septiembre de 2008, cuando los Gobiernos intervinieron con grandes sumas de dinero para rescatar a sus bancos y salvaguardar la estabilidad financiera, dejando así pocas dudas acerca de su disposición a salir en auxilio de las entidades sistémicas.
El informe del FMI sostiene que, de esta manera, se reforzaron los incentivos para que los bancos buscaran crecer y hacerse más importantes en el sistema financiero. Los legisladores tratan de combatir este hecho con la imposición de mayores exigencias de capital y una supervisión más concienzuda sobre estas grandes entidades con el objetivo de reducir los riesgos de quiebra y de contagio para el sistema.
Sin embargo, «la probabilidad esperada de que los grandes bancos sistémicos serán rescatados sigue siendo alta en todas las regiones», concluye el informe del FMI.
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