Los más de los días, los mercados se caracterizan por la dualidad. De hecho, los mejores inversores siempre tienen preparado un «plan B» por si todo el análisis falla. Se llama stop de pérdidas. Pero lo de hoy es una ilustración clara de cómo se pueden poner de esquizofrénicos los mercados.

Lo primero que hay que decir es que, esta vez sí, el Dax consiguió un cierre por encima de los 7.200 puntos. Pero al tiempo, se vivió claramente la avalancha bajista que se despertó cada vez que el Dax rebasaba con claridad la «cota sagrada». De hecho comenzó el día por encima del valor de cierre, lo que no es muy buena noticia que digamos. Por tanto, pongamos el logro en cuarentena.

¿Y el resto de los índices europeos? Pues en la misma línea de cierres positivos, pero de una debilidad manifiesta. El FTSE se quedó a las puertas de los 6.000 puntos de nuevo y el CAC siguió todo el día la estela del Dax, sin ninguna aportación positiva.

Capítulo aparte para el Ibex. Cerró en mínimas pérdidas, pero lo de nuestro selectivo es de auténtica pena. Alguien debería hacer algo con este desastre y les cuento por qué. Mientras el resto de índices europeos se debatían a media mañana por mantenerse en terreno positivo, el Ibex entraba en pérdidas cada vez más exageradas aunque no preocupantes. Tuve la curiosidad de ver pormenorizadamente qué pasaba y ocurría lo de siempre. Bajaban siete valores: BBVA, Santander, Telefónica, Inditex, OHL, BME e Indra. Todo lo demás en positivo, destacando los repuntes de las constructoras que tanto perdieron en la víspera. Y el selectivo en pérdidas. Se lo he dicho muchas veces, en vez de replicar al Ibex, con tomar posiciones en Santander, Telefónica, BBVA e Inditex es más que suficiente en la mayoría de las ocasiones.

Total, que al final, el episodio manipulador de costumbre dejó las cosas casi en tablas, con pérdidas del 0,06%, pero el pequeño detalle no pasó desapercibido. El resto, en positivo, con avances del 0,26% para el Dax y el CAC y del 0.23% para el FTSE.