“El debate sobre las pensiones tiene que empezar en la sociedad, para que llegue a los políticos, porque parece que no da muchos votos”, señala la presidenta de Unespa, Pilar González de Frutos, durante su intervención en el XXVII Curso de Economía para Periodistas de Información Económica (Apie). “Lo único que no podemos hacer es no hacer nada”, porque un sistema “sólido no se hace ni en un año ni en cinco” y requiere “grandes masas de ahorro”.
También reclama la presidenta de la asociación empresarial del seguro que se introduzcan en la negociación colectiva “más elementos que la jornada o el salario”, como los planes de pensiones de empresa.
Pilar González de Frutos abre el debate con un dato que llama la atención: “en torno al 12% del carburante que venden las gasolineras es pagado por conductores de más de 65 años”. “Si no arreglamos las pensiones, quien saldrá perdiendo no son las aseguradoras o las gestoras. Los que tendrán un problemón son las gasolineras. Y los cines. Y los concesionarios de coches. Y los grandes almacenes. Y, consecuentemente, los medios de comunicación donde se anuncian”, argumenta.
La decisión sobre las pensiones es “tridimensional”:
1.-el reparto
2.-la capitalización, que puede ser totalmente voluntaria, totalmente obligatoria, seudo-obligatoria o cuasi-obligatoria
y 3.-el nivel de apoyo que el Estado concede a todo el sistema, a través de la fiscalidad o de las subvenciones.
“La subvención es hija de la convicción de que la ventaja fiscal no alcanza a personas cuyos ingresos son tan bajos que la optimización de impuestos les resulta poco atractiva, pero que, al mismo tiempo, eso no debe llevarnos a eliminar los beneficios fiscales, porque los necesitamos para generar ahorro”, reflexiona la presidenta de Unespa.
Un eje básico de decisión está en el grado de obligatoriedad. Otro, en los incentivos posibles, tanto de fiscalidad como de subvención, en el que cabe el diseño de los productos. El tercero es decidir si el pivote del sistema ha de ser el individuo, el empresario, la negociación colectiva u otro.
Varias iniciativas
“Hay, literalmente, centenares de maneras de hacer esto”, señala Pilar González de Frutos. En su intervención, analiza los modelos de obligatoriedad de Australia, Suecia (con una parte de la cotización obligatoria colocada en un producto de capitalización, y un fondo público), Dinamarca (que no tiene reparto); de seudo-obligatoriedad (Holanda); de cuasi-obligatoriedad (Reino Unido, Nueva Zelanda), las iniciativas de Obama en Estados Unidos (“ha inventado en 2014 lo que en España conocemos desde hace bastantes años como plan de previsión asegurado, PPA); la reforma en Alemania, que creó vehículos de ahorro privado; y otras iniciativas en América Latina: Bolivia, Colombia, Uruguay, con una subvención cruzada desde el ahorro privado al sistema público o un esquema de reparto hasta un nivel de ingresos, a partir del que actúa el de capitalización.
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