Sin jornada en Europa y con el dato de empleo mañana, Wall Street apenas si se movió del sitio en el que quedó ayer. Y más porque los datos que se conocieron en la joranda de hoy han sido contradictorios a más no poder.

De una parte, el ISM manufacturero dice que la industria estadounidense experimenta su mayor crecimiento desde diciembre del el año pasado y que el gasto de los hogares se aceleró en el mes de marzo, pero al mismo tiempo las peticiones iniciales de desempleo crecieron en la última semana, lo que hace que los operadores tengan más interés aún en conocer el dato de mañana.

Desde que la Fed ligó el futuro de los estímulos a que la recuperación de la economía fuera lo suficientemente potente como para rebajar el desempleo de la barrera del 6,5%, cada nuevo dato supone para el mercado contener el aliento, aunque en los últimos tiempos parece que es algo menos crucial dada la determinación de la Fed de mantener su ritmo de retirada de los estímulos salvo que pase algo realmente preocupante.

Esta vez habrá que ver cómo reacciona el mercado porque es difícil el equilibrio deseable: que no sea demasiado bueno para no invitar a la Fed a recortar más deprisa los estímulos y que no sea demasiado malo porque eso pondría en peligro la recuperación de la economía o sería el primer toque de atención de que se ha entrado en una nueva fase de debilidad que, en cambio, otros indicadores no detectan.

Con estos condicionantes, la sesión de hoy se movió en un rango estrecho y sólo el Nasdaq Composite logró terminar en positivo. Al cierre, el Dow Jones perdió un 0,13%, el S&P 500 un 0,01% y el Nasdaq Composite avanzó un 0,31%.