Expertos creen que España no resistirá una nueva devaluación salarial

07/05/2014

Luis M. del Amo. Abogan por un Pacto de Estado que modere costes laborales, incluya medidas fiscales y más competencia en mercados de bienes y servicios.

España se encuentra en una encrucijada. Aunque es mucho el camino recorrido, el país se enfrenta a una nueva fase en su proceso de saneamiento económico. El problema es que la incipiente recuperación relaje los esfuerzos, sobre todo en materia de contención de costes laborales. Y eso debido a que, pese a los avances, los problemas de fondo, sobre todo ligados a la enorme deuda, aún persisten.

Así opinan un ramillete de expertos como Josep Oliver, Antoni Castells y Emilio Ontiveros, que agrupados en un ‘think tank’ denominado Europe G, han presentado este miércoles sus propuestas en Madrid, en una jornada organizada por la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE). En síntesis, el punto débil de España sigue siendo su elevada deuda. Mientras que el reto se centra ahora en evitar que el sector exterior se retraiga una vez que empiece la recuperación de la demanda interna: el consumo de familias, empresas y Administraciones.

Tres son los aspectos sobre los cuales debe intensificarse la vigilancia. Mantener por un lado el esfuerzo de competitividad, evitando que los costes laborales se disparen, tal y como ya ocurrió en el período vivido entre 2000 y 2008, cuando España perdió 25 puntos respecto a la zona euro en su estadística de costes laborales unitarios.

Una segunda recomendación incide en la necesidad de garantizar que continúe el éxito del sector exportador. En este campo, el esfuerzo del sector privado es muy relevante, pero la deuda contraída en la fase expansiva pesa como una losa. “No hay un caso igual”, indican –con la salvedad de Estonia, Letonia y Lituania– en el que se haya pasado de una necesidad de financiación del 12% del PIB, a un saldo positivo del 10% del PIB, es decir, 200.000 millones menos de gasto, en unos pocos años. “El esfuerzo es excepcional. Pero su efecto sobre los ‘stocks’ de deuda es muy modesto”, matiza Oliver, quien recuerda además que España, históricamente, apenas ha gozado de este saldo positivo exportador. Y cuando esto ha sucedido, ha durado muy poco.

Finalmente, hay que estimular la confianza de los mercados a fin de evitar que la deuda se encarezca, ante cualquiera de los muchos riesgos que todavía subsisten en el panorama económico internacional.

La recuperación es un hecho. Y eso nos preocupa”, sintetiza Josep Oliver, catedrático de Economía e integrante del citado grupo de opinión, quien destaca que, a pesar del esfuerzo realizado, los problemas de fondo subsisten.

Un pacto social para afrontar la salida

El problema detectado por este grupo de expertos es que el país no será capaz de soportar un nuevo proceso de devaluación interna, “una cura de caballo” como la que han vivido los países del sur de Europa a partir de 2010, con el paso a las políticas de austeridad auspiciadas por la UE. Por eso, defiende que la única alternativa es contener, sí, el crecimiento de los salarios, pero afrontar además reformas que incrementen la productividad.

La contención de los salarios ha tocado fondo”, argumenta Oliver. Los costes laborales unitarios son el resultado de dividir los costes laborales por la productividad. Y el estímulo de la productividad pasa por reformas que incrementen la competencia en los mercados de bienes y servicios.

Por si fuera poco, la inflación viene a complicar este proceso de ganancia de competitividad que necesita la economía española. Alemania, con una inflación hoy en el 0,5%, pone muy difícil que España la aventaje en competitividad. “Necesitamos una inflación del 2,5% en Alemania, y del 0,5% en España, para ganar ese margen”, subrayan, en alusión al Banco Central Europeo (BCE).

A modo de complemento, Alemania y los países del Norte –aquellos que se lo puedan permitir– deberían aplicar una política de estímulo de la demanda.

“En España, no se pueden reducir más los costes laborales. Pero hay que evitar que se vuelva a abrir una brecha”, apoya Castells. “Pedir más reducción de salarios es difícil tanto políticamente, como por sus efectos perniciosos sobre la demanda interna”, defienden. “Y no hay país que aguante otro proceso de de devaluación interna sobre los más débiles”, arguye Castells.

Finalmente, España ha perdido el procedimiento habitual con el cual se venía recuperando competitividad desde 1959, según recuerdan, en alusión a la devaluación de la moneda, hoy en manos del Banco Central Europeo (BCE).

Otros peligros que acechan a la economía española y que acentúa la conveniencia de reforzar su sector exterior, se esconde en las previsiones demográficas. Algunos cálculos cifran que España perderá un 3,9% de su población entre 16 y 39 años hasta 2023. La pérdida de población menguará la contribución del consumo, en conjunción con la falta de crédito, una partida esta que no crecerá, ni de lejos, al ritmo vivido durante la fase expansiva. Sin olvidar el saldo energético, que los autores del informe, califican de “peligroso”.

Finalmente, el grupo de expertos ha instado al Banco Central Europeo (BCE) a “asumir su responsabilidad” con una política que conjure el peligro de una baja inflación, así como otros riesgos sobre los cuales, aunque no formen parte de sus competencias, puede actuar, como la apreciación del euro, que se cambia hoy a casi 1,40 dólares, un nivel que Ontiveros califica de “locura” y que daña la competitividad de los productos europeos.

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