No tienen arreglo

11/02/2011

diarioabierto.es.

De verdad que no tienen arreglo. Los parlamentarios son inasequibles al desaliento. Cuando se plantea la reforma de las pensiones, se plantea a la vez si es solidario y justo mantener sus privilegios. Con escaso éxito. Y, tras algún pequeño cambio,  sus señorías seguirán teniendo un régimen distinto –y muy beneficioso- respecto al resto de los trabajadores.

Ahora cuentan los periódicos que cuando un parlamentario deja su escaño recibe una cantidad equivalente a una mensualidad por cada año en el que ha sentado sus posaderas en el Parlamento. No está pero que nada mal.

Pero es que, coincidiendo con el abaratamiento del despido, se plantea que los señores parlamentarios, como seguro por desempleo, percibirán dos meses de salario por cada año que gozaron de las prebendas de ser diputado o senador, mientras no encuentren trabajo, hasta un máximo de 24 meses.

Esto es Jauja. Mientras que a los trabajadores de calle, se les rebaja la indemnización por despido, sus señorías tendrán la enorme suerte de estar dos años cubiertos por una cantidad millonaria para que no sufran por verse en situación de paro. Yo también quiero algo así.

Lo más terrible de todo esto es que ni se les mueve un músculo al anunciarlo. Los parlamentarios se creen con todo el derecho a cobrar de los fondos públicos, aprobándose a sí mismos la legislación o reglamento correspondiente. Aunque ello vaya contra cualquier sentido de la equidad.

Es como si en la ley de Tráfico se hiciera un reglamento distinto para ellos y pudieran circular sin restricciones. O como si en la ley Antitabaco se les dejara echar un cigarrito si presentan el carné de diputado o senador. Parece que la ley no es igual para todos. O, al menos, algunas leyes.

La verdad es que hay poco más que comentar. Salvo que, al final, queda la sensación de que la clase política es una casta a la que no le afectan los problemas reales que soporta la ciudadanía. Lo de “vaya tropa”  se queda corto.

Unos versos (Para Clara) de Antonio Colinas. Porque cuando no hay más que decir, siempre queda un nombre:

Precisamente ahora que no sé qué decir,
que no sé que decirte,
quiero ponerte aquí,
al lado de los días de la isla,
al lado de estas páginas
que escribí con la luz.

Aquí quiero dejar, sencillamente,
unas pocas palabras circundando tu nombre,
envolviendo tu nombre
y tu luz
con la luz.

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2 pensamientos en “No tienen arreglo

  1. Me subo por las paredes de tanta impotencia. Como diría aquel, me canso de ser hombre.

    Estos, y otros muchos despropósitos, deberían provocar no solo la reflexión, sino el hallazgo de la fórmula para organizarnos y manifestarnos.

    Gracias por estar ahí, Rodolfo.

  2. Y aquí nadie dice nada, no salimos a la calle y miramos hacia otro lado, que hagan lo que quieran, si total, lo van a hacer igual… Pues no, no me da la gana, estoy harta ya de tanta hipocresía, y eso que ya no soy adolescente, pero es que esa palabrano ha dejado de estar en mi vocabulario diario. Esto no hay ya quién se lo pueda creer, nada, es que ellos tienen derechos, derechos, derechos… y qué de sus obligaciones. Comparto la indignación.

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