Expertos creen que el BCE “no ha sido tan agresivo como se esperaba”

13/06/2014

Luis M. del Amo. No obstante, afirman que las últimas medidas de la autoridad monetaria servirán para reactivar el crédito.

Las últimas medidas del Banco Central Europeo (BCE) serán útiles para provocar que vuelva el crédito. Pero no serán suficientes. Y es que, en la Eurozona, el gran problema tiene que ver con los precios, con una inflación que permanece en niveles muy bajos. Lo cual terminará, en opinión de los expertos, obligando a la entidad presidida por Mario Draghi a comprar activos. Las compras se centrarán en bonos corporativos, añaden, a fin de que el crédito vuelva a circular y los precios recuperen un nivel más apropiado.

Mario Draghi se verá obligado a activar el programa de compra de bonos en los próximos meses, según avanzó un grupo de expertos reunidos este viernes en Madrid en una jornada sobre política monetaria, organizada por la Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas). Este programa, que forma parte del paquete de medidas no convencionales previsto por la autoridad monetaria, se centrará en la compra de bonos corporativos, según explicaron.

Aun así, los expertos consideran que las nuevas subastas de liquidez y el resto de medidas aprobadas por el BCE la semana pasada provocarán que los préstamos “vayan a más”, según explicó Hugh Pill, de Goldman Sachs.

Linde cree que “no bastan”

Previamente, en las mismas jornadas, el gobernador del Banco de España, Luis María Linde, pronosticó también los buenos resultados de las últimas iniciativas del BCE. Sin embargo, matizó que las acciones del BCE “no bastan” aunque sí “contribuyen” a favorecer la vuelta a la normalidad en las relaciones entre banca y economía real.

La principal preocupación de los expertos es el bajo nivel de inflación que se mantiene en la zona euro. En este sentido, Guntram B. Wolff, del laboratorio de ideas ‘Bruegel’, lamentó que el BCE ha actuado “pero no de la forma agresiva que se esperaba”. “Con estas medidas no alcanzaremos un 2% de inflación”, añadió.

Wolff apostó por que el BCE se verá obligado a activar la compra de activos en los próximos meses por un valor de 35.000 millones de euros mensuales, repartidos en “bonos corporativos” (15.000 millones) y otro tipo de bonos (12.000 millones). Sin embargo, recordó que el BCE ha excluido de estas compras los bonos respaldados en activos inmobiliarios. Mientras, descartó la compra de bonos de deuda soberana por parte del BCE por la falta de consenso político en la Unión Europea (UE).

Combinación de política fiscal

Los expertos también destacaron la necesidad de que los Gobiernos nacionales se impliquen en la solución de la crisis a través de la política fiscal. En primer lugar, Ángel Ubide, de The Peterson Institute for International Economics, criticó la falta de un diagnóstico compartido sobre la crisis en la Unión. En este sentido, recomendó revisar al alza el objetivo de inflación del 2% del BCE. Y combinar medidas de política monetaria con otras de política fiscal. En caso contrario, alertó, Europa corre el riesgo de quedar atrapada en un escenario de baja inflación –del cual “es muy difícil salir”– tal y como sucedió con Japón en los años 90 del pasado siglo.

A la hora de combatir la inflación, Wolff reclamó que el BCE cumpla el mandato de mantener los precios en torno al 2%, para lo cual –aclaró– debe tenerse en cuenta el agregado de la Eurozona. “No sirve que en Alemania los precios se sitúen a ese nivel. Debe ser en el agregado de la Eurozona”, recalcó, para lo cual los países centrales deberán convencer a sus ciudadanos de la necesidad de ver crecer sus precios por encima del 2% durante un tiempo.

Difícil contexto político y económico

Aun así, este experto señaló que las últimas medidas del BCE ya están dando sus frutos, aunque las subastas de liquidez a largo plazo se realizarán a partir del mes de septiembre. Así señaló que ya está empezando a funcionar el mercado interbancario. Además, dijo, no cree que sea un problema la compra de bonos en manos de extranjeros, debido al efecto de “los tipos de cambio”, matizó.

En relación al contexto, el experto de Goldman Sachs recordó que la fase actual se caracteriza por un crecimiento económico débil, altos niveles de desempleo, la fragmentación de los mercados financieros, el problema de la deuda y la debilidad institucional, además de la mencionada baja inflación.

Por su parte, Linde ha recordado que el BCE se ha visto obligado a tomar medidas no convencionales, una vez agotada la senda de la disminución de tipos de interés, que situó la semana pasada en el mínimo histórico del 0,15%. Esas medidas no convencionales –que habían comenzado antes, no obstante– incluyen iniciativas como la orientación futura de la política monetaria, la ampliación de balance del banco central, así como cambios en la composición de ese balance, según ha detallado.

Según recordó el gobernador, el Banco Central Europeo (BCE) rebajó la semana pasada el tono de la política monetaria, extendió el horizonte de la “generosa” política de liquidez hasta 2016 y anunció una nueva operación de financiación para favorecer la concesión de créditos.

“La crisis ha obligado a revisar los consensos sobre política monetaria”, concluyó. Mientras que antes de la crisis, el canal del crédito “desempeñaba un papel secundario” en el cometido de los bancos centrales; ahora se ha impuesto la necesidad de llevar a cabo una política de supervisión macroprudencial, que vigile a las entidades financieras más importantes y sus relaciones entre sí, junto a su relación con la economía real.

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