Bodega Romaila: vino y mucho más

20/06/2014

Lucía Martín. Desde Toledo llega una novedosa estrategia en cuanto a bodega: tienen vino, pero también contarán en breve con miel, almendras y pistachos.

77838289Habitualmente las bodegas suelen dedicarse a la elaboración del vino y poco más. Por eso no deja de ser novedosa una bodega que lanza su primer vino al mercado pero que además, ha diversificado su producción, siguiendo la máxima de las inversiones de no poner todos los huevos en la misma cesta. Bodega Romaila, en Toledo, hace vino, como queda claro, pero también, y para diversificar riesgos, ha dedicado una parte de su finca (26 hectáreas que se encuentran en el municipio de Almonacid de Toledo) a olivos, panales de abeja, pistachos, etc.

La tradición enológica de esta hermosa finca se remonta al siglo XVIII. La pareja de viticultores Natalia Álvarez y su marido, Ignacio Mateos, se hicieron con ella y ya tienen en el mercado dos referencias, Finca Romaila y Oh! de Romaila. La producción anual es de aproximadamente 9.000 botellas del primero y unas 20.000 del segundo. “En las siguientes añadas creceremos del orden de 600 botellas por marca”, comenta Ignacio Mateos. Actualmente están vendiendo a través de su página web y en tiendas especializadas de Madrid, a través de un distribuidor en Mallorca, etc. También comercializan en Inglaterra y actualmente están cerrando acuerdos con Estados Unidos.

Pero como no solo de vino vive el hombre, esta empresa familiar ha querido mirar hacia otros sectores: en breve pondrán en el mercado miel y aceite. “Tenemos actualmente 180 panales que se alimentan de retama, lavanda, romero y jazmín”, aclara. A medio plazo habrá también almendras y pistachos.

Además, la bodega organiza también cacerías de caza menor, jornadas de cetrería (con águila, halcón y un simpático búho, Pompón) y eventos exclusivos a medida para empresas y particulares, en los que está garantizada una oferta gastronómica de altura ya que los cocineros suelen contar con estrella Michelín.

A las empresas también les permiten que sus directivos puedan acudir a la poda, vendimia y a seguir todos los pasos de procesos de elaboración del vino. “Los ejecutivos están acostumbrados a que les lleven en yates de lujo, por ejemplo, pero no saben lo que es trabajar una planta a unos cuantos grados bajo cero. No deja de ser una experiencia que les permite conocer otras cosas”, comenta Mateos.

 

 

 

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