Ya no hace falta encender la televisión, ni mirar el telediario para saber que las cosas están mal. Se respira en las calles: la gente se queja porque ya no pueden fumar en los bares, así que las aceras se han convertido en zonas improvisadas para fumar. Ahora los bares y el humo están en las calles. Y la gente se queja, porque no pueden fumar mientras toman el café, con el frío que hace fuera. Y yo pienso: si todo problema fuese eso…

El trabajo está mal. Hay quien busca trabajo sin encontrar, o quien lo tiene pero lo quiere dejar o lo va a perder, porque las empresas se refugian en la crisis o el mal rollo inunda empresas.

El dinero llega justo a los hogares. Las familias tienen que hacer cuentas y malabares para llegar a fin de mes. Es todo un drama, hay familias que hasta tienen que racionar la comida, y a veces el dinero es imposible de estirar.

Están las cosas mal. Lo puedes ver en la calle: gente pidiendo limosna, gente con dolor en la mirada, con las manos frías y el corazón latiendo. Gente triste, y gente feliz que intenta no entrar en la tristeza, pero que llegan inevitablemente a ella.

Dicen en las noticias, que llega la lluvia, que habrá que coger el paraguas. La lluvia no solo cae del cielo, a veces llueve también dentro de unos ojos: en los ojos de una muchacha que el día de los enamorados echará de menos a esa persona que hace un año le llenaba las manos de besos. Y no existen paraguas para refugiarse de eso. De la tristeza del desamor o del recuerdo, que llega sin avisar. Ni de las deudas ni del fin de mes.

Están las cosas mal, muy mal. Pero aún seguimos teniendo esperanza de que algún día todo cambie. De que el sol no solamente nos dé luz, sino que también nos caliente por dentro, y nos quite este frío y esta incertidumbre, al sabernos a veces tan solos y tan perdidos.

Abriremos bien los ojos. Estaremos pendientes. Y ojala que un día todo cambie. Y que la chica que espera el 14 de febrero reciba, al fin, besos. Y que la crisis nos deje, algún día de perjudicar en todo. Que las familias tengan siempre comida para llevarse a la boca y que este frío no sirva mas que para buscar calor en unos brazos, en los que encontrar amor, cariño y comprensión, por supuesto.