Iban los índices europeos hacia arriba en la apertura de la jornada pero enseguida se vio que faltaba fuerza para mantener al Dax por encima de los 7.400 puntos en que había arrancado. Vamos, que se trataba de un espejismo fruto de la resaca de la última sesión neoyorkina de la semana pasada.

Y a partir de ahí, a lo de siempre. Cuando viene el tio Paco con las rebajas, siempre sepultan al Ibex. ¿Qué tendrá nuestro índice para ser el candidato ideal para todas las bofetadas? La única suerte fue que al final de la sesión se pudo corregir algo, lo que significó otra ración de lo mismo. El Dax hacia arriba y nosotros hacia abajo. Ya nos vamos acostumbrando, la verdad.

Pero esta vez no nos fuimos solitos al huerto. El FTSE, por poco, nos volvió a acompañar y el CAC volvió a las andadas de la poca fuerza y también terminó en negativo. Sólo el Aex holandés se contagió del Dax y, aunque a su debida escala, terminó ganando algo en relación con el cierre del viernes pasado.

Al cierre, el Dax marcaba un avance del 0,34%, el Footsie londinense un retroceso mínimo del 0,05%, mientras que el CAC parisino se dejaba un 0,11% y el Ibex, el Ibex de nuestras penurias, resbalaba un 0,27% al ser incapaz de remontar el mal comportamiento del sector bancario.